- La ambición trasciende barreras incluso al más allá así que este une su fuego con el ritual de la mujer a quien no conoce pero intuye que sus intenciones son genuinas.
— Te daré una mano.
- Las almas con la lumbre y la guía llegan a un destino menos solitario, los que perdieron el rumbo se integran armoniosos en una sola fila aunque la vereda que los espera es hacía el lago tenebrosos por las siluetas de los árboles secos y búhos cazadores de roedores.

Pero es mi tarea, mi deber. Nací para eso. -se mantiene segura bajo la manta ,sobre todo por la imponente figura que se posó frente a ella. Noto cómo las almas se debatían entre ir por sendero que ella marcaba o el desconocido. ... frunce las cejas y agita las monedas que trae cargando en una bolsa. Son para el barquero, entonces las almas regresan hacia el camino que ella marca, más siniestro, más largo y estrecho. -

— ¿Tú?.
- La manta no le deja ver qué esconde tras esa figura solo un par de manos recolectando a los perdidos uno tras otro. Había que variar entre las muertes que se encuentran o los que nunca encuentran paz, estos más peligrosos no encontraron luz son masas de arrogancia. Entre cerró los párpados y encendió un hilo de llamas doradas atrayendo estás criaturas de oscuridad perdidas en el limbo hacia su luz.
— Debo decirlo por ti está es una tarea muy compleja para que lo hagas por tu cuenta.

¿uh? Yo soy quien se esta llevando estas almas. -Responde taciturna mientras se encamina, va recogiendo las almas por la calle, aquellas muertes prematuras que se han quedado en el borde de este y el otro mundo, todo para darles un descanso. Su vestimenta es la usual, para ella. Todo iba en calma hasta aquel hombre de vistoso color le hace detenerse. - usted posee un gran don si puede ver las almas.

— Uhum... Puedo verte ¿Hay algo que necesites? No suele haber criaturas como tú rondando estos lugares a altas horas de la noche y menos cuando las almas buscan encontrar su despedida ¿Te has perdido?.