Meiii

1.

— ¡Hahahaha!. — Se echó a reír no importaba calcinar su carne hasta las cenizas pero, no es tan débil para dejarse matar por una descarga eléctrica que le rosa la suela de los zapatos pues a tiempo había saltado a un lado.

— Oí oí Estás demente Draperro. Eso pudo dejarme como estrella en el asfalto. — La observa y la juzga. Aunque él se lo había buscado y con mayor razón la ambrosía de molestar a la criatura solo crece. Luce frágil como cualquier ser humano, su cuerpo incluso lo es... Ligeramente distorsionado por su propio origen allá en las estrellas. Y a su costumbre como el peor amigo que puedes tener estaba jugando con el cuerno... Mecido por un enorme tentáculo oscuro que proviene desde una parte baja entre el tobillo, bañado en la lluvia.

— Vamos, vamos, te vi solita aquí arriba y vine a saludar. ¿Porqué demonios no estás en tu cuerpo real?. Me decepcionas a mi, a tus ancestros. — Le mostró el dedo medio provocando a esa criatura. Si lo piensa hasta él se fastidia cuando las calamidades adoptan formas humanas en una búsqueda por encajar, de ser por él haría su parque de diversiones « pero aún » no está completo.

— ¿Y si me cargas?. Tengo frío.

Mucho después del incidente del cuerno y el perro-dragón como él le había nombrado, agarro una crucial costumbre por molestar al espécimen. ¿Porqué?. « Es un maldito tirano » que no conoce el significado de invasión al espacio personal y sin límites, hace lo que le viene en gana.

Se habla apresurado en ir bajo la lluvia a las montañas más altas estaba casi seguro que estaría por los alrededores. « Es un dragón del rayo » si no aparece bueno, haría de su cuerno un lindo collar o tal vez un silbato lo primero que llegara a pasar.

Junto las manos y reunió aire, bajo la lluvia parece larva mojada después de un revolcón en lodo. — ¡Draperro! ¡Tengo tu cuerno!. — A todo pulmón grita una, dos y tres veces, sin respuesta aparente.