Con el permiso, estiró primero su mano derecha hasta tocarle uno de los cuernos. Primero deslizó su dedo de arriba bajo, y poco después le sujetó con la mano completa para tratar de entender la textura que éste tenía. Y así sumó su otra mano también para que ambas pudieran tomarle respectivamente. De arriba bajo, hacia los lados, la sensación en su mano le causaba cosquillas y resultaba bastante emocionante.
— ¿Qué se siente? ¿Puedes sentir lo que hago o son solo para verte intimidante? —Preguntó al mismo tiempo que subió hasta tocar la punta de los cuernos y sonrió, sin duda había despertado aún más su curiosidad.— Me gustan, son muy lindos y firmes.
