@Ƒɩανяσѕ ᴳʳᵉᵃᵗ ᴰᵘᵏᵉ ᵒᶠ ᴴᵉˡˡ: -Se quedó en su sitio, helada ante semejantes palabras. ¿Sus allegados? No podía dudar de ninguno de ellos ¿O se referiría a alguien más? Apenas el demonio se retiró, Yuki desvió la mirada hacia Haniel y Mercy y aunque no dijo palabra alguna, una gran duda se había alojado en su mente.
Yuki, Yuki, Yuki. ¿De verdad me crees capaz de recurrir a métodos tan... Burdos?
El intento de arrogancia y temple que la aludida demostró no hizo sino alimentar su mueca sarcástica, en la cual sus labios entreabiertos con cada palabra dejaban ver atisbos de sus colmillos afilados, contribuyendo a su aire intimidante. Flauros, desestimando la advertencia de aquella mujer, se dio la vuelta tras tocar el hombro de su esposa, convenciéndola de retirarse con él. Sin embargo, se detuvo a medio camino para dedicar una mirada de soslayo a Yuki, aderezando su habla con un falso tono dulzón que resultaba aún peor que la burla.
Yo no tendré que mover un dedo; sería mejor que desconfiases de tus allegados. ¿Crees que tus amigos son inmunes al egoísmo? Piensa dos veces, Prakliaty: el mejor golpe llegará de quien menos lo esperas.
Después, solo quedó una carcajada diabólica como recuerdo de su presencia, que fue engullida por las sombras.
@Ƒɩανяσѕ ᴳʳᵉᵃᵗ ᴰᵘᵏᵉ ᵒᶠ ᴴᵉˡˡ: -contuvo el aliento, además de las ganas de protestar. Sabía bien que buscaba provocarla. Alzó el mentón, con altivez, no dejaría que unas cuantas palabras de aquel demonio, la desbalancearan.
—Ya se lo dije anteriormente, no pienso retractarme de mis palabras y ahora soy yo quien le hace una advertencia. Usted toca un solo cabello de Mercy o Haniel, y yo misma me encargaré de devolverlo a su prisión de dónde no debió salir nunca, no me importa cuanto me cueste.—
Alguien debe recordarles que no todo es miel sobre hojuelas. En particular a ti, Yuki. ¿Sabías que tienes el destino de estos dos en tus manos? Sería bueno que lo meditaras un poco. A menos, claro, que quieras unas cuantas plumas angelicales para tu lecho y almohada.
@Ƒɩανяσѕ ᴳʳᵉᵃᵗ ᴰᵘᵏᵉ ᵒᶠ ᴴᵉˡˡ: Vaya... No iba usted a perder la oportunidad, ¿Cierto? -La mirada de la mujer demonio, mostraba disgusto y determinación al ser testigo de la amenaza que le lanzaba el varón a su amiga.-
