Casual y fluida la conversación era, al tiempo en que ambos parecían mirar al horizonte. Repentinamente, giró su mirada a aquel punto en el que aquella banda de cuervos volaron a refugiarse a las copas de los árboles más frondosos; lo había hecho al instante en que el contrario indicó.

Dio otra calada al cigarrillo, dejando que el humo de aquel cóctel de sustancias recorriera sus pulmones hasta influir en sus nervios, nublarlos y relajarlos.

— Comprendo, parece molesto... Aunque he de admitir que desde mi punto de vista, es bastante refrescante, especialmente tras esas calurosas tardes de verano.

Dijo con una sonrisa ladina, sosteniendo aquel cilindro con sus labios.