— El vino casi se escurre por "el otro camino", toseria liberándose de los residuos, la imagen de si mismo no tenía ningún contexto en aquel momento de desconexión, se preguntó que fue aquello, pero la fiesta con los clientes le volvería a lo banal de la situación.— Disculpen, creo que no debería beber tanto...

Cómo se nota que es ciego, Murdock. Ya no es época de... —Prroyecta la imagen del abogado en su cabeza, como si fuera un espejo. A fin de que viera el suéter que llevaba puesto, cosa que hizo reír a la rubia, aunque para nada irónica, sería más bien el gesto más "tierno" que alguien jamás vería en ella, ni siquiera su interlocutor.— Aunque esos lentes rojos jamás se los cambiaría. —Sonríe a medio labio, rompiendo ese breve enlace psíquico con el pelirrojo.—