26-30, M
averigua por ti mismo
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TomokoKuroki1543021 · 22-25, F
¡Terrible había sido aquel día de escuela!, característico de la monotonía que a diario se vive dentro de un salón de clase, más aún cuando se carece de un estímulo propio al cual haga valer la pena sentarse en un pupitre y concentrar su atención al conocimiento que cada profesor brinda sobre el largo pizarrón.*
*La soledad le es marcada en todo momento, como una abertura que desangra al cuerpo y no sana en ningún momento, la tristeza le lacera en todo sentido como hierro incandescente que marca la sensible superficie de la piel , pero ... ¿qué podía ella hacer al respecto?, ¿hablar?, ¿ser la misma de siempre?, o ¿cambiar?, ¡No, claro que no!, es imposible para actuar como las demás chicas de su salón, todas y cada una con una chispa femenina que despertar. Tomoko cerró sus orbes contenida en aquella nostálgica mentalidad, en pleno aislamiento y fuera de la vista de todos, así mismo no despliega su vista en lo que vendría siendo la fuente de aguas cristalinas. De pronto, a escasos metros de ella, aparecieron una serie de chicos, claro, es de esperarse que se trata del clásico "grupito" de amigos preparatorianos que van y vienen de un lugar a otro, divirtiéndose sin pensar en otra cosa que en sus "cursis" vidas. Tomoko frunció su entrecejo en una mezcla de terribles sensaciones, incluyendo su rabia por su carencia en cuanto a amistades.*
"Idiotas, imbéciles, se creen demasiado importantes por andar con sus estúpideces de niños bobos", pensó Tomoko entre aquella cólera y apretando los puños de sus manos. Ahora bien, estaba tan metida en sus asuntos, cuando en ese momento prefirió alejarse de aquellos jóvenes que poseen el mismo uniforme escolar que ella, así mismo, caminó rumbo al sentido contrario que ellos con la mirada cabizbaja y la mirada perdida. No obstante, mientras caminó en dirección al joven Matsuoka, fue entonces que Tomoko alzó su mirada y alcanzó a observarle a mayor cercanía, como también,presenció el gran porte que el pelirrojo posee y la próxima lluvia que vendrá azotar con sus gélidas gotas de agua. Tomoko, solo caminó muy de cerca del chico con increíble nerviosismo, sin ser capaz de emitir una palabra saliente de sus pálidos labios mientras su cuerpo tiembla.*
*La soledad le es marcada en todo momento, como una abertura que desangra al cuerpo y no sana en ningún momento, la tristeza le lacera en todo sentido como hierro incandescente que marca la sensible superficie de la piel , pero ... ¿qué podía ella hacer al respecto?, ¿hablar?, ¿ser la misma de siempre?, o ¿cambiar?, ¡No, claro que no!, es imposible para actuar como las demás chicas de su salón, todas y cada una con una chispa femenina que despertar. Tomoko cerró sus orbes contenida en aquella nostálgica mentalidad, en pleno aislamiento y fuera de la vista de todos, así mismo no despliega su vista en lo que vendría siendo la fuente de aguas cristalinas. De pronto, a escasos metros de ella, aparecieron una serie de chicos, claro, es de esperarse que se trata del clásico "grupito" de amigos preparatorianos que van y vienen de un lugar a otro, divirtiéndose sin pensar en otra cosa que en sus "cursis" vidas. Tomoko frunció su entrecejo en una mezcla de terribles sensaciones, incluyendo su rabia por su carencia en cuanto a amistades.*
"Idiotas, imbéciles, se creen demasiado importantes por andar con sus estúpideces de niños bobos", pensó Tomoko entre aquella cólera y apretando los puños de sus manos. Ahora bien, estaba tan metida en sus asuntos, cuando en ese momento prefirió alejarse de aquellos jóvenes que poseen el mismo uniforme escolar que ella, así mismo, caminó rumbo al sentido contrario que ellos con la mirada cabizbaja y la mirada perdida. No obstante, mientras caminó en dirección al joven Matsuoka, fue entonces que Tomoko alzó su mirada y alcanzó a observarle a mayor cercanía, como también,presenció el gran porte que el pelirrojo posee y la próxima lluvia que vendrá azotar con sus gélidas gotas de agua. Tomoko, solo caminó muy de cerca del chico con increíble nerviosismo, sin ser capaz de emitir una palabra saliente de sus pálidos labios mientras su cuerpo tiembla.*