Mathilda apuntó con el AR-15. En el último minuto, siempre recuerda lo que su maestro le enseñó, el viejo decía que siempre contenga la respiración, cuando en realidad exhalar es el mejor método: exhalar relaja los músculos y reduce el movimiento, mientras que contener la respiración tensa los músculos y provoca temblores.
—No hubo una muestra de emoción alguna, eran cinco por cabeza, una cooperativa de padres víctimas de los abusos por parte de ese hombre a sus hijos contrató los servicios de la ejecutora: Ni mujeres, ni niños. El gatillo sonó, la bala silbó y la cabeza del hombre explotó en un pequeño agujero que atravesó su frentre, avanzando por su cráneo hasta penetrarlo por completo. Un poco de sangre, huesos y una pared manchada. El pobre inocente tendría que ser testigo de eso, y de como una mujer de cabello corto, armada con aquel rifle avanzaba para, con total indiferencia, confirmar la muerte. Una mirada gélida hacía el testigo—
-Una persona joven, un delicado caramelito en el que, a primera impresión no queda claro si se trata de un chico; en ése momento abrazaba y rondaba alrededor de un viejo. El viejo, con un rostro horrible y mirada llena de maldad, se daba la libertad de tocar al infante, con cierta morbosidad que revolveria el estómago de rabia a cualquier persona con escrúpulos.-
