-Aun pese a que Maredy sujetaba su hombro, Anyel ejercía fuerza para empujar a Masthian usando solo su frente, aunque esto se detuvo en cuanto el rubio le dio ese típico empujón que siempre inicia las peleas.- Despídete de tu cara de niña. -Y se le avienta con intenciones de dar los primeros puñetazos hacia el rostro de Masthian.-

Por su parte tenía que alzar el rostro y casi que ponerse de puntitas si es que quería chocar frentes, pero poco le importaba el detalle de su estatura. Le empujó por los hombros, en un acto típico de un brabucon que sólo quiere medir fuerzas — Déjate venir, animal, veremos que el que regresa en carretilla eres tú.

— Oigan chicos, ¿en serio van a pelear? — había creído que era un juego, pero ahora que había testosterona en el ambiente, tomó los hombros de ambos. — Chicos...

Solo dame un minuto, Mady, no mas. -Hasta le hace la seña de "espera" con la palma de su mano. Volviendo a Masthian, cuando este se pone en pie, Anyel se acerca a él y como costumbre junta su frente con la ajena, aunque debe inclinarse un poco para lograr aquello.-
¡¿Miedo?! ¡Te voy a enseñar lo que es miedo en verdad! Mira que no estamos en el cole, aquí si te regreso a casa en carretilla.

— Ay hijos de la santísima .... — y refunfuñó palabrotas de grande mientras se levantaba también.

— ¡¿QUÉ?! —No necesitó más. Al parecer para él pelear con su primo era cuestión de vida o muerte. Se incorporó de un salto, con el entrecejo fruncido— ¿Miedo a que se repita la decepción o defenderás tus palabras?

— ¡ALGUIEN ME VA A HACER CASO, MIERDA?! — se enojó (?)

¿Qué dijiste? -Deja de lado a Keiroru y frunce el entrecejo, él se encontraba de pie, por lo cual solo se acerca un poco hasta su primo.- Fue Joah la que me causó el golpe, tu no hiciste nada, solo gritabas y llorabas, faltaba poco para que llamaras a mi tía.

— ¿Por qué ustedes dos, par de soquetes, parece como si siempre tuvieran secretos? Yo quiero saber, maldita sea. —

— No tomé a nadie de la mano, eso solo es para tontos como tú, Anyel. —Y sin más, se recostó sobre las piernas de Mady, ahora viendo directamente a su primo. — ¿Qué insinúas, imbecil? ¿Todavía tienes ganas de estrellar la cara contra el suelo o qué? —Alzó la mirada y luego siguió su diestra, en un ademán de despedida para Keiroru, menos gente le iba bien—