La calidez del lugar la golpeó de inmediato, y al parecer, varios habían tenido ya la misma idea que ellos. Mientras otros buscaban una mesa, así como Enthon había divisado una, la rubia había mirado la misma, y ni corta ni perezosa agarró la mochila y la aventó directo a la mesa.

— ¡Esa es nuestra, está apartada! — dijo lo suficientemente fuerte para hacerse escuchar mientras su proyectil caía. Miró al moreno sonriente — ¡Listo, apartada! — mientras esperaba porque él cerrara el paragüas, ella se fue directo a sentarse.

—¡Oye, espera! —dijo cuando casi cae, Maddy no era muy cuidadosa. Así que él tuvo que apresurarse para seguirle el paso, y claro, que no se mojara.

Ya en frente del lugar abre la puerta y espera a que Maredy pase primero, aunque de soslayo se da cuenta que en la cafetería hay bastante gente, pero por dicha una mesa desocupada en medio de las demás.

Tanta era la lluvia que ya habían charcos grandes que entre cuadras impedía el cruce peatonal. Frunció los labios un poco estresada hasta que giró su rostro para prestarle atención.

— ¿Crees? Me parece bien, espero no estén tan llenas. De paso ahí agarramos calorcito y ... ¡Ahí, ahí! — señaló hacia la otra cuadra. — Ahí hay una, vamos. — jaló un poco de su brazo para llevarlo.

—Sí, parece que sí.

Casi en murmuro, mientras ambos seguían caminando. Su pequeña sombrilla no serviría de nada en contra de la fuerte lluvia, de hecho sí quería cubrir bien a Maredy parte de su cuerpo era víctima del agua. Ya podía sentir parte de su costado empapado y el frío por supuesto no se hizo esperar.

—¿Y sí nos detenemos en algún lugar? A lo mejor alguna cafetería en lo que esperamos.

— ¡Pero solo estaba un poco nublado! No creí que se desataría una tormenta así —

Sacó la mano de la protección del paraguas notando así lo fuerte que seguía la tormenta.

— Deberías conseguir uno más grande...

—Te dije que debiste haber traído paraguas.