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"¡Sabían que me gustaba y ahí vas metiéndote!" La cabeza de Maredy repetía una y otra vez esas palabras. Lo había escuchado. Todo lo había escuchado. Y cuando él se alejó retirándose de esa absurda pelea, la rubia se quedó ahí, plantada sin nada más que decir. << Tienes que seguirlo >> Esa idea le hizo dar una sonrisa a modo de disculpa a Anyel.

Había dado unos cuantos pasos pero un nuevo pensamiento se acomodó en su cabeza. — ¿Pero qué le voy a decir? — se planteó mejor regresar e ir a su casa pero sus pies ya se encaminaba a un destino distinto, buscando su silueta entre el montón que (..
 
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Maddy entonces sintió como su corazón se hizo chiquito, pero, ¿qué podía esperar ella? Nada. De pronto se sintió mal, expuesta, en el sitio más erróneo.

Se abrazó a sí misma siendo consciente por fin de la gente a su alrededor. Las palabras del moreno fueron un gancho a su costado, le faltaba el aire de pronto. La ansiedad haciéndola sudar frío.

— Yo... Pero ... Es que... Esta bien... Está bien, Enthon. —

No podía retenerlo en realidad. Tenía razón, debía dejarlo ir si no quería meterlo en problemas.

— Te veré después... — dijo no tan convencida girandose para huir inmediatamente de ahí.
Las palabras cayeron a él como un balde de agua fría, ¿Por qué? Era algo que siempre disfrutaba de escuchar, pero ahora, ahora fue diferente. Enthon quiso mirarla, pero en eso el bullicio de la gente lo alertó "¿No era ella la novia de Anyel? ¿Será que usa a su mejor amigo como despecho?" Y de nuevo esa sensación en el pecho, sintiendo como algo se achicaba entre las entrañas.

—Creo que lo has dejado muy en claro todo este tiempo.

Dijo por fin, y al verla sus ojos proyectaron la falta de fe, en ella, sin creer que era cierto eso que confesó.

—Si seguimos aquí seguramente me llevarán dónde el director. Tengo que irme.
Que ingenua había sido. Inmediatamente se percató de su error; el acercamiento repentino, la preocupación, las circunstancias. Todo mal.

Tenía sentido que él actuará así. Tan solo lo vio alejarse. ¿Que podía esperar? — Sí, pero me importas tú...—

Declaró lo suficientemente alto para que él la escuchará a pesar de que se disponía a irse, y de paso, eso dio pie a qué los que estaba cerca susurraran y uno que otro se burlara en bajo de la rubia por la escena.
—Te dije que estoy bien —Espetó girandose para que dejaran de tocarlo—, he recibido peores golpes, además no lo digas como sí yo hubiese perdido; Anyel está mucho peor.

Ya quería irse, no, debía irse. Ella podía sacar en cualquier momento el tema, sabía la respuesta, así que prefería no escucharla. Así que apresuró el paso, el rostro ensombrecido con la vista hacia el frente.
Creyó que la correría de ahí, que le haría algún desplante o algo más que la dejara en vergüenza del resto, pero no.

No había notado la forma en que él agarraba la cinta de la mochila porque ya miraba las heridas de su rostro, y en un impulso, olvidando los problemas entre ambos, acortó bastante brusco la distancia entre ambos alzando una de sus mano para tocar suave la parte hinchada por los golpes.

— ¡Enthon! Ve como estás... Déjame ayudar a curarte, ¿Te duele mucho? — su zurda tenía tomado su rostro del lado menos golpeado, mientras su diestra daba toquecitos suaves en la zona afectada. — Uff, se ve terrible.
Sería demasiado descortés ignorarla a estas alturas, ella gritó su nombre en medio pasillo, hasta captó la atención de los presentes. Las miradas ahora centrada en ambos.
El moreno se volvió a ella, tratando de mostrarse relajado, indiferente a lo que pasó allí en el gimnasio, aunque la forma exagerada con la que ejercía fuerza para tomar la cinta de la mochila lo delataba.

—Estoy bien, deberías ver cómo quedó el otro.

Dijo, aunque se podía ver parte de su rostro inflamado por las patadas y el labio partido.
<< ¡Ay no, no, no! ¡Lo llamé! ¿Y ahora qué? ¿Corro? ¿Me escondo? No Rosdiane, no. Tengo que ser valiente. A parte...a parte... ¿qué? Maldita sea, mis ideas están hechas mierdas.>>

Pensó para sí, pero, ¿Qué podía perder? Nada. Él no la toleraba y lo máximo que podía ocurrir era que él la mandara lejos...como siempre.

— ¡Enthon! — repitió con más seguridad alcanzándolo en el proceso. No se asomó en su campo de visión todavía, sino que se quedó atrás de él, pero cerca. — Yo... eh... ¿Estás...bien? ¿Estás...ya sabes, herido? Puedo ayudarte...ya sabes... —

Mal, mal, mal, mal. Todo mal. Sonaba ridícula, pero se mantuvo firme ahí esperando por su respuesta.
Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano por no tomar de los hombros a los que venían en frente suyo y estamparlos con la pared, quería irse de allí, y ya.
Se confesó en esa pelea, ella incluso apareció, ¿Qué haría a partir de ahora? Se pensó mientras seguía.
"Si vuelvo a aparecer seguro me joderán la existencia". Pensó irritado hasta que un conocido llamado lo sacó de sus pensamientos.
No quiso voltearse, no tenía por qué adivinar de quién se trataba; detrás suyo estaba la rubia Rosdiane.

—Trágame tierra....

Murmuró para sí, respirando tan hondo como podía.
-Cuando Enthon comenzó a retirarse, Anyel miró brevemente a Maredy, esa pequeña sonrisa podía interpretarla perfectamente, él solo asintió, casi que animándola a seguirle, también le escuchó, mucho mas fuerte y claro, no tendría porque enfadarse si ella iba detrás de él, menos con lo que dijo, entendía a la perfección el sentimiento, por lo cual solo fue por su mochila, la tomó y decidió retirarse por la puerta trasera del gimnasio, así no interrumpiría nada de aquel par.-
(...) pudiera pasar por ahí.

Lo siguió a distancia considerable, planteandose qué decirle. << ¡Eres un imbécil que no la merece!>> El diálogo volvió. ¿Había escuchado bien o era algo que su cabeza simplemente planteaba engañosamente.

— ¡E-Enthon! — su boca trabajó en su contra llamándolo.

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