-Se cruza de brazos y lanzaba una mirada juzgadora por lo que decía.- No podrá pegarte, pero le dirá a tu mamá que eres una malcriada y te castigará. -Parecen niños cuando tiene 18 y 19 ella.- (?)

— ¡NO ES CIERTO SEÑOR, LO QUE LE DIGA NO ES CIERTO! — ya iba toda escandalizada detrás de él hasta que escuchó lo último. — A mi no me puede pegar porque no soy su hija. Que te maltrate a ti en todo caso.

¡NO PUEDES DECIRLE NADA SI YO LE DIGO PRIMERO! -Se echa a correr para llegar dónde su papá, pero se detiene a tan solo diez metros y se regresa caminando.- Recordé que está trabajando y nos dará una madriza si llegamos a molestar. (?)

Ahora se pone toda roja — . . . — suspira hondo, considera si debe llorar para ganar — ¡LE VOY A DECIR A TU PAPÁ DE TODAS FORMAS QUE ESTÁS DICIENDO PALABROTAS!

¡No es una palabrota! ¡Una concha de mar! ¡PIENSAS MAL, PUERCA, SUCIA! ¡POR ESO ESTÁS DESARROLLADA, POR MARRANA!

— ¡Tu concha es marrana! ¡LA CONCHA DE ANYEL ES MARRANA! ¡Te voy a acusar con tu papá de que estás diciendo palabrotas!

-Le lanza otra, no son para lastimarla, solo para fastidiar.- Babosa tu concha, marrana. (?)

No se inmuta, tenía ganada esta batalla — ¿Qué? ¿Qué dijiste? ¿Que la tienes babosa? ¡WAKALAAAAAAAA!

-Le tira una bola de papel que golpea en la frente a la rubia.- ¡NO ME HAS OLIDO, BABOSA! (?)

— Eh... ah... — tenía que encontrar algo rápido para contraatacar — ¡COCHINA TU COLA!