-. Como si el malentendido anterior no hubiese sido suficiente. Ahora debía soportar en silencio las burlas de aquella pequeña tan simpática. Por lo que llevándose ambas manos a los bolsillos aún con el rostro enrojecido. El esbelto joven dio media vuelta para seguir su camino en dirección opuesta a la pelirosa.-

— Suelo venir a leer a este parque de vez en cuando. Ya nos veremos. -Contestó el joven de la larga melena sin voltear. Ya que alzando una de sus manos a manera de despedida. Emprendiendo así el paso hasta desaparecer de su vista.-