... - Leona se mantuvo erguido al ser liberado por Malleus. Tanta fue su seriedad, que no se asustó ni exclamó ante el relámpago y el trueno de ese rayo que resonó en las afueras de ese salón de clases. -

¿Hacerle daño al humano? Aunque lo intentara, buscarás las maneras de detenerme antes de siquiera intentarlo... - Dijo Leona para sí, soltando un resoplido. Tener tan cerca a Malleus de su cuerpo realmente le había bajado la guardia por un momento, pero logró reponerse y estar firme delante de él. Sin embargo, su corazón latía cada vez más fuerte, cosa que asustó bastante a Leona. - Esto no puede estar pasándome...No con la lagartija...Joder.

- No se inmutó por el Magic pen ni por las amenazas que el menor bociferaba, pero si le enojaba de sobremanera que detestara a ese humano.. su humano. Tratando de conservar la calma retrocedió, liberandolo de su prisión y tomando dirección a la salida. -

Si te atreves a hacerle daño... Lo pagarás caro!

- un fuerte estruendo resonó en el salón, un rayo había caído de la nada en las afueras, era clara señal de su enojo, y sus palabras parecían cuchillas afiladas disputas a matar. Salió del salón dejando solo al príncipe, estaba enojado y necesitaba calmarse y que mejor excusa para ir a ver precisamente a ese humano. -

... - Aquello parecía peligroso. No se esperaba de que Malleus llegara a bloquearle toda posibilidad de escapar en ese momento. Por un instante se sintió atemorizado de ello, pero logró volver en sí y sacar de su bolsillo su pluma mágica, apuntándole con esta al pecho de Malleus, mirándole a los ojos molesto. -

¡Aléjate de mí si no quieres que te congele en este instante, lagartija! - Le advirtió, pero su mano comenzaba a temblar y su pluma mágica también. - ¡No tengo más nada que decirte! ¡No puedes obligarme a que ese humano me caiga bien!

Te refieres a yuu? Que tienes en contra de él Kingscholar?

- Terminó por soltarlo pero su mirada se volvió cortante al escucharlo. Un simple humano que podía hacer para molestarlo tanto? No entendía bien pero algo era claro, realmente le enojaba que alguien hablara mal de aquel humano que tanto apreciaba. -

Habla de una vez.. que te hizo para que hables con tanto desdén de él. Yuu siempre está ayudando a todos, incluso a ti, príncipe malagradecido... Por qué te desagrada tanto!

- terminó por arriconarlo contra la pared, encerrando con sus brazos, sin quitarle la mirada de encima. -

... - La pregunta del contrario lo puso entre la espada y la pared, maldiciendo en sus pensamientos una y otra vez al verse tan patético y débil delante del mayor, sin atreverse a abrir sus ojos y verle cara a cara sin que sus nervios se hiciera cada vez más evidentes, además del rubor tenue de sus mejillas. Sin embargo, ni el mismísimo Leona entendía lo que estaba pasando consigo mismo. Pero ante aquella presión por parte de Malleus, sus palabras salieron solas una a una.

- ¡Ese humano! ¡El humano de Ramshackle! ¡Sólo hablas de él día y noche! ¡Me enferma que toda tu atención sólo esté centrada en él! - En el fondo, Leona sabía que eso no era realmente lo principal que quería decirle, pero era una de las tantas cosas que le hacían sentir extraño hacia Malleus.

Te soltaré cuando me respondas con la verdad... ¿Que demonios pasa contigo?

- su rostro se acercó más al ajeno, quedando a escasos centímetros de distancia. Posando su mirada glauca en los ojos contrarios. -

Estás siendo muy hostil y agresivo... Más de lo normal y eso está empezando a molestarme...

¡¿Pero qué mierda...?! - Antes de que pudiera zafarse, se vio a sí mismo ser retenido por la mano de Malleus en su rostro y obligado a verle al rostro. Trató de separarse de él, pero su agarre era demasiado fuerte y cada vez que intentaba alejarse, su agarre le dolía. - ¡Coño! ¡Draconia, suéltame, maldita sea! - Buscó a tientas con sus manos su pluma mágica, para poder defenderse.

Una siesta que no deberías tener... Duermes demasiado... Creí que harías tu mejor esfuerzo pero sigues holgazaneando. Además ese no es motivo creíble para odiar a alguien.

- Antes de que se fuera lo tomo del rostro obligandolo a qué le viera directo a los ojos. -

Será mejor que seas abierto y digas cuál es la molestia que tienes hacia mí Kingscholar.

Acabas de despertarme de mi siesta... ¡¿No es esa una razón justa de mi molestia?! - Rugió el león, cruzado de brazos y poniéndose de pie del pupitre donde estaba sentado, con intenciones de marcharse de allí y dejar por terminada la discusión. Pero en todo momento, no miró el rostro de Malleus. No entendía por qué se sentía un tanto nervioso y molesto ante su presencia, estando ambos a solas en ese salón de clases.

Sigo sin entender por qué actúas de manera tan agresiva conmigo, últimamente es más agresiva de lo normal. Acaso sucedió algo que incrementará tu odio y enojo hacia mí? Es algo que me gustaría saber...

- se cruzó de brazos esperando una respuesta creíble que diera satisfacción a su curiosidad. -