—No le quedó otro remedio que soltarle cuando le tocó los ojos. Malhumorado, Mako la vió avanzando por la ventana de la cocina. Tomó los restos de la comida y se los arrojo por la espalda, esperando ensuciarle las nalgas, la espalda baja y también sus hombros—
-Ignoraba todo el desastre ocasionado por un poco de carne. Ni siquiera era consciente de la inestabilidad de la mesa, por lo que quedó echa mugre con restos de comida salteados por su cabello. Ya nada le importaba igualmente luego de haberle arrebatado el pedazo de la boca para tragárselo de un bocado.-
¡Lo necesito! Vuélveme a negar un trozo de carne y verás...
-Con la vista algo esfumada por el agarre en su cuello, apresó al masculino del rostro y tanteando con los pulgares hacia sus ojos, presionó fuerte ahí como una medida desesperada para desorientarlo y así poder zafarse de sus manos. De hacerlo, no dudaría en huir por la salida más cercana, a lo mejor una ventana.-
—Mako no era famoso por su buen temperamento, y cuando ella se le colgó e intentó derribarlo, se llevó consigo la pequeña mesa que le servía de apoyo: el alimento, el jugo, hasta los cubiertos caerían sobre ellos. Mako echaba humo de su cabeza, más cuando ella atacó su porción que tenía en sus labios. Llevó ambas manos hacía el cuello ajeno, buscando rodearlo— ¡Ah, eres detestable! (?)
-Se le abalanza sin oportunidad alguna, colgada en su encima y por fuerza queriendo derribarlo al suelo.-
¡¡Ahora dame eso!!
-Rápida surgió al estirarse y con los dientes pretender arrancarle la porción sobresaliente en su boca. Actuaba con rabia y fuego en los ojos, como si de un animal salvaje se tratase. (?)-
