¿Qué películas te gustan? A mí emh. Me gustan las...
—Y pese a todo pronóstico, alguien que no conocía a Mako se sorprendía de ver a ese nativo americano fornido, rústico y con cara de asesino en masa yendo a ver películas de amor. Entre más melosa, más le gustaba. Descubrió ese gusto cuando lo mandaron a estudiar acerca de apareamiento humano. Absolutamente nadie, nadie sabía aquello, pero si que disfrutaba esas historias guiadas para público juvenil femenino—
Me gusta el frío, no suena tan mal si hay un bosque. Podría ser guardaparques.
—Le gustó que por lo menos, un poco de daño le causó. Aunque más le jodió que fuera su comentario del cine lo que le lastimase más que su fuerza física. Mako se incorporaba un poco, incapaz de moverse más para calmar su sollozo a veces de caricias con su cabeza herida por el palmazo ajeno. Era como un perro pidiendo caricias—
No sabía que te gustaba el cine. Creí que era demasiado humano... Podemos ir cuando quieras, solo me preocupa que empieces a matar gente o morder el asiento si la película no te gusta...
—Lo imaginaba perfectamente, no sabría si Aisha podría estar dos horas viendo algo así sin quejarse. Pero se le ocurrió una brillante idea, dado su hambre—
Pero podemos llevar muchísima carne en tu bolso. Los humanos comen maíz, así que no creo que tengamos problema.
—Ambos comiendo un filete sanguiolento parecía lo más conmovedor que ambos podían ser, exceptuando que no sabían...
No moriremos, abriré un portal y te mandaré a una helada, bien lejos de aquí. (?)
-Ni se inmutaba ante el verdadero gruñido de un lobo, chupándose los dedos con uñas ensangrentadas que segundos antes utilizó para devorar la carne, quedando de esta una porción no menos generosa de la que pretendía darle.-
¿Película? Hasta aquí huelo tu sudor, más te vale que sea verdad, Mako tonto.
-Dejó caer la presa, o lo poco que restaba de ella, pues el golpe sería asestado en su nariz y un molesto quejido resultó del dolor que esta vez no resintió. Al instante, un hilo de sangre brotaría de sus fosas y aunque desorientada, se agarró la nariz con una mano para golpearle con la otra, un palmazo duro en la cabeza.-
Vas al cine y no me llevas, ¿es porque soy un caos andante a tu lado?
-Desenrollaba su cola para arrimarse y quedar sentada ahí, en el suelo. Con los pies cruzados y ojos vidriosos que delataban su malestar, en un sollozo infantil.-
—Dijo gruñendo, no como humano, sino como lobo. Traducido el idioma garou con una muestra de ferocidad de su alma encendida, pero su comentario y duda le dieron justo en la vergüenza ¿Qué debía decirle de eso? La verdad imaginó–
Ah...
Lo vi en una película.
Y me gustó como sonaba.
Pensé en decírtelo cuando salí del cine.
–Admitir eso le avergonzaba más que nada en el mundo, pero era normal, sin saber que hacer, intentó alzar su cabeza hacía atrás, y lanzar un feroz cabezazo para intentar atrapar un poco de carne, y golpearla, claro– (?)
–Dijo con enfado, tonto debería ser para no darse cuenta que estaba siendo torturado por ella. El hambre era una cosa seria, cada vez que extendía la comida sentía ese sabor feroz en sus labios. Especialmente cuando ella depositaba esos besos en él, Mako quería morder esa boca cuál fruta fresca. Saborear la propia sangre ajena en esa instancia, aunque sea un poco. Era literalmente como no darle o jugar con el alimento a un cachorro, que se sacudía intentando safarse de ella para apresar un poco.—
Es mala idea que entre en Rabia. Te veré como una enemiga, una de verdad. Probablemente terminé muerto, o ambos.
Un cachorro mal comportado no se merece ni un premio...
-Indicó tras comer. Había dejado pequeñas mordidas en el filete crudo y residuos de sangre teñían su comisura labial pese a relamer su propia boca. Sonrió en media luna al notar la desesperación en su mirada, y supo entonces que debía ajustarlo más bajo esa cola demoníaca que lo encarcelaba e impedía que se moviera. Acercó el rostro para besar la punta de su nariz, bajó e hizo lo mismo con sus labios dejando una huella minúscula de sangre sobre ellos, entre tanto sus uñas habían arrancado un pedazo de la carne que acercaría gradualmente a su ajeno hasta que con unos milímetros de llegar a su boca, alejase la porción sin más.-
¡Espera!
-Entonces mordió una parte, reduciendo la cantidad que iba a darle para ponerla finalmente cerca a sus labios.-
Aunque me da igual si entras en Rabia, puede resultar incluso más entretenido ¿no te parece?
—Y lo decía más calmado de lo que podía. Ese estado era desesperado y deseado por muchos lobos...en batalla. Entrar en ese frenesí desesperado al estar tan herido y sin energía no era algo agradable. Quería ampararse del amor que supuestamente ella le tenía– (?)
–No sabía que le iba a decir, así que por las dudas se anticipó a mover su rostro de lado. Hasta que le oyó y suspiro, no menos rojo tras oírle decir eso, pero seguía siendo mejor que ser desollado vivo, no podía moverse—
Soy un cachorro, no puedo evitarlo.
—Dice como justificación, aunque era cierto, como ahroun gozaba demasiado pelear, superar los límites. Era un guerrero, a veces terco y a veces, muy depravado. Aún así, para darse ese afán tonto de inocencia sonreía como tal, aunque su cara poco acompañase—
Eemh.
—Le dió un beso en la coronilla, mientras la oía comer. Su estómago rugia, intentó regenerarse pero era imposible, no tenía energía—
¿Podrías darme un pedazo o dos? No puedo sanar mis brazos, amor.
Y no quiero entrar en Rabia ¿sabes? Pero de verdad, de verdad me estoy conteniendo. Pero mi cuerpo va a estallar.
-La sacaba de sus casillas. Ya no supo si enfadarse más o morir de la vergüenza, pero sí que bufó molesta, hirviéndole la sangre hasta que el rostro femenino quedase bien enrojecido. Aun así jamás le quitó los ojos de encima y en un furioso resoplido, haría revolotear los mechones de su propia frente.-
¡Tú! Tú...
-Escondió sus garras y esa tensión en los hombros ajenos desapareció, para que al entrecerrar sus ojos e inflar esas mejillas que mostraban cual rubor más encendido, musitara para los dos.-
...Me encantas, idiota. Pero agarras lo que es mío y no me gusta.
-Dijo aquello más calmada. Desplomándose sobre éste en un tedioso suspirar, a lo que una de sus mejillas quedaría hundida sobre la carne siendo esta la única limitante entre sus cuerpos, pero alzó los brazos buscando rodearle el cuello y como si todo estuviera nuevamente tranquilo para ella, ladeó el rostro y se dispuso a echarle unos cuantos mordisquitos al filete.-
