¡Sí, tú! Llámame, voy a estar esperando. -Expresó con soltura mientras guardaba sus cosas y retrocedía para irse. Le miró de soslayo por encima del hombro después de haberse volteado para caminar en dirección contraria. Estaba confiada en recibir una llamada de alguno de los dos, no se quejaría igual.-
Mmh ¿Yo? Que tedio. -Las cosas jamás eran tan fáciles para Mako, quizás una persona (que no fuese Mako) sospecharía que podría haber un mal negocio por parte de su "cuidador" para asegurarlaespecie. Pero el moreno no podía creer que una chica bonita le había dado su numero, por momento hasta sostuvo que era por su merito propio.- Lo pensaré.
-Momento de pensamiento: Dos segundos, tres para pensar cuanto tiempo pasaría de reflexión antes de llamarle, intentando ocultar muy torpemente que no estaba desesperado-
Pues... te daré mi número a ti, y si quieres, se lo das a tu tío. -dijo con un tono bromista mientras sacaba de su cartera un bloc de notas de hojas rosadas y un lapicero cubierto de piedras brillantes. Con ello escribió su número y su nombre, con un gran corazón al lado de la nota. Dobló el papel y se lo entregó- Escríbeme algún día.
No sé...Mm. -Era la primera vez en su vida que sentía que un comentario de los suyos (siempre malintencionados) hiciera sonreír a una chica. Eso le pareció más raro que como cuando cambio de forma, pero al final se suponía que hacer sonreír a una mujer era la primer etapa del romanticismo ¿Estará ella enamorada de él? Tonterías de Mako- Tengo sentido del humor, pero no es mi niñero.
¿Ah, si? ¿Crees que quiera mi número? -Respondió, esbozando una sonrisita juguetona en la cara, marcándosele los hoyuelos en las mejillas. Era tan común que asumieran que era menor de edad que ya no lo tomaba a mal, sino que jugaba con ello, para incomodar al otro, claro- ¡Mucho! Casi creí que no tenías sentido del humor.
Aja. Le gustan las menores de edad que andan con blusas como la tuya. -Miraba sí, más no tenía ápice o curiosidad alguna en su semblante, sea cual sea su decisión interior de quedarse ahí y responderle- ¿Gracioso, no? Como tu comentario del niñero.
-La mujer observaba al hombre a la distancia, indiscretamente, con el ceño fruncido. Se ajustó la blusa, bajándola por los bordes inferiores antes de regresar su atención a Mako- Ya veo. Necesitas un niñero. -bromeó, a pesar del tono poco amigable del moreno; le intrigaba-
¿Eh? -Se hizó el tonto, aunque lo olía (claro que sí). Aunque malhumorado, parecía intentar ser lo MENOS (valga la redundancia) insoportable- Es mi tío, tiene miedo que haga tonterias.
-Volvió la cara hacia el hombre mayor, a la distancia. Frunció el ceño. Indiscretamente lo señaló con el índice- ¿Y ese qué? ¿Tienes un guardaespaldas?
