— Primero las personas "importantes", después, si te comportas bien.
Sin más, ofrecería la diestra, grácil y apacible; por supuesto, haciendo el buen uso del aura celestial. Aunque, impaciente, a los segundos ratifico aquella supremacía que le compete y al santiamén, tras reducir integra distancian, ubicarse en el costado varonil, específicamente en dirección a la oreja y así lograr susurrarle con esa peculiar entonación seductora.
— Lograremos estar a solas.
Una tentativa al ahincó adolescente ante el reto impuesto, y de últimas una cándida sonrisa añadir. Siempre fiada al asegurado triunfo resultado de sus mejores hazañas.
No me gustan los secretos. Mimado como ya estaba acostumbrado con ella se permitió quejarse. Siguiendo su paso en un pequeño sprint hasta alcanzar su figura. Insatisfecho por lo poco que le confiaba sus intenciones. ¿Estaremos a solas al menos? ¿O iremos a una de las reuniones con esas personas ‘importantes’? Muy dentro suyo ansiaba salir con ella y sentirse mostrado por su dueña. Le hacía feliz acompañarla.
Media vuelta dió, los perfectos 180 grados, y así emprender el paso galante, sobre todo apresurado sin importar distanciarse en demasía del adolescente; después de todo hacer acto de presencia tardío no era de su gusto.
