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Mahdi · 100+, M
Sí apenas se miraba por debajo de su nariz aquella boca que hacía una mueca.
Entonces, volviéndose al recién llegado ofrece su mano.
—Tu lugar ahora pertenece con ellos, tu historia, vida y pecados ya han sido penitenciados desde incluso antes de tu llegada.
Aquél hombre golpea su mano en señal de protesta, que se aleje, no lo quiere. Y así fue como el moreno la acercó a su propio cuerpo. Y a media sonrisa le indicó al cielo. Una gigantesca esfera que al abrir los párpados reveló su ojo carmesí. El vigilante se encargaba de advertir cualquier intento de escape, y cuando se percataba la furia del cielo descendía en forma de rayo, fulminando al pecador, y aunque por más que desearan morir, era muy tarde.
—Todos están muertos, tu oportunidad la perdiste hace mucho tiempo ya.
El persa abandonaba entonces al recién llegado, adentrándose al inhóspito lugar. Caminó y caminó, quizá en busca de un alma que tuviera algo mejor para contar o encontrar
Entonces, volviéndose al recién llegado ofrece su mano.
—Tu lugar ahora pertenece con ellos, tu historia, vida y pecados ya han sido penitenciados desde incluso antes de tu llegada.
Aquél hombre golpea su mano en señal de protesta, que se aleje, no lo quiere. Y así fue como el moreno la acercó a su propio cuerpo. Y a media sonrisa le indicó al cielo. Una gigantesca esfera que al abrir los párpados reveló su ojo carmesí. El vigilante se encargaba de advertir cualquier intento de escape, y cuando se percataba la furia del cielo descendía en forma de rayo, fulminando al pecador, y aunque por más que desearan morir, era muy tarde.
—Todos están muertos, tu oportunidad la perdiste hace mucho tiempo ya.
El persa abandonaba entonces al recién llegado, adentrándose al inhóspito lugar. Caminó y caminó, quizá en busca de un alma que tuviera algo mejor para contar o encontrar
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