—Puede ser que sólo se haya topado con descuidados imprudentes en el pasado, madame. No pretendo convertirla en mi esclava, ni atentar contra lo que ha comenzado a construir sola, eso quedará intacto por mi parte y por parte de los Blackesley. —Le aseguró, sabiéndose capaz de ir él mismo en contra de su familia si estos amenazasen sus intereses—. Lo único que espero obtener de su parte es la seguridad de que ni Adrael Blackesley, ni Evangeline Blackesley serán puestos en peligro por un Lébidiev ni por otro vampiro. Todo lo demás puedo construirlo yo mismo... —La miró y le sonrió—. Junto a Madame Milenka~

Se puso de pie y caminó hasta sus espaldas, deslizó su mano por el cuello de la dama hasta tomarlo con suavidad y se inclinó para hablar a su oído. —Me encantaría poseerla, ma belle dame, pero eso es algo que sólo ocurrirá en la intimidad.