Yo siempre me portó bien, no es mi culpa que nuestros conceptos del bien y el mal sean tan diferentes, querido Tomo la hoja que le era entregada y la acunó de nuevo contra su pecho
—Ya estas advertida —No dijo nada más, se levantó del sofá y le entrego la hoja luego de tomarse unos segundos para observarla. —Si te portas bien puede que reconsidere las cosas y permita que te la lleves un tiempo.— Dicho cambio de parecer se debió a que pronto saldría de viaje y dejar a su hija sola, en aquel castillo sin la presencia de este mismo podría ser malo.
Al menos es algo que no ha cambiado...Levanto la vista a él un momento cuando le hablo de la infante y no pudo evitar que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios, sonrisa que desapareció casi de inmediato cuando menciono que él tendría que ir con ellasDe ninguna manera me iré sin ella
—Mis promesas no tienen valor alguno; puedo hacerlo, pero es natural en mi quebrantarlas. Ella esta de acuerdo en que te quedes. ¿No te alegra escuchar eso? Puedes hacer lo que quieras con ella pero no la sacaras de este castillo, a menos que yo las acompañe — Sentencio con frivolidad.
Diría que me sorprende, pero viniendo de ti, no lo hace, pero no obligaras a nada más a mi hija ¡Prometelo Caín! Suficiente mal has hecho ajendola de mi como para ahora obligarla aceptarme, tu causaste esto ¿Me quieres aquí? Hazlo por ti mismo, no usando a nuestra hija
—Incluso mi hija tiene la obligación de cumplir mis deseos, si se lo pido la tendrás justo ahora pidiéndote que te quedes. ¿Entiendes lo que quiero decir? Te quedaras a mi lado cómo sea.
Suenas tan egoísta, pero no es nuevo en ti, aún así debes tener claro que me quedaré solo si ella lo desea, si ella no me quiere a su lado no tengo nada que hacer aquí. No cambio su expresión, por el contrario su sonrisa se hizo más marcada, dejando en claro que solo estaría por ella y nadie más
—Oh. . . — Sonrió complaciente por la mirada que le dedicó la rubia acompañada con esa sonrisa retadora, no le iba a dar el gusto de verlo molesto ante la supuesta confirmación a sus preguntas, estaba bien si tenia uno que otro amante mientras ella entendiera que él seria su único dueño, tomo la hoja viendo lo que había en ella, era una perfecta retrato de su hija. —Estas aquí, tus razones son lo de menos mientras te mantengas a mi lado, aun si para ello tenga que usar a mi propia hija— Respondió sin la mínima alteración en su rostro.
Así es, de uno de mis múltiples amantes, querido ¿Acaso deseas leerla? -Volvio su vista a él, disimulando con una sonrisa retadora el sobresalto que le había causado por la voz del varón, por último se giró y acercó a él con la hoja en su mano extendiendola, para mostrar a él un dibujo a lápiz de la infante- A diferencia tuya, tengo muy claras mis prioridades, querido. Estoy aquí por ella, solo por ella
—¿Y esa hoja? ¿A caso es una carta de amor? Teorizo que lo que viene escrito ahí es demasiado bueno como para obligarte a poner esa expresión— Había entrado a la habitación de la rubia sin hacer algún tipo de ruido, incluso al caminar sus pasos no generaron ruido, él ya se encontraba sentado en el sofá cuando soltó esas palabras.