—Eso no... ¡No es así! N-no puedo controlar mi cuerpo pero...no lo disfruto por ser tu...
Murmuró apenas, aún en su lucha de alejarse de aquel vampiro lujurioso, terminando por tensarse de pies a cabeza al sentir el dolor agudo de su piel atravesada.
—Gyah!! ¡S-suéltame...!
Sus ojos se cerraron con fuerza y conteniendo pequeñas lágrimas por el dolor, ya estaba acostumbrado a las heridas pero en esos momentos, tanto por el celo como por la fuerza bruta ajena, era aún más sensible de lo usual, quejándose y apenas volviendo a mirar sus piernas separadas.
—Me extraña que lo preguntes, cuando he tenido que tomarte a la fuerza antes de verte disfrutar de ello. Eres un minino difícil pero al final termina gustandote— Si bien en general encontraba a los felinos fascinates Mael se había vuelto su favorito. Tomó cada una de sus piernas clavando sin piedad sus garras en la tersa y suave piel del albino y las separo para dejar ver su carne, la sangre no tardo en salir de las pequeñas heridas comenzando a embriagarse con la fragancia carmesí. — Eres un minino lujurioso te da igual quien te folle mientras logre satisfacer tus necesidades, ¿No es así?. . . Tienes una mente de Puta y te dejas follar cómo una —
No se esperó ser jalado de repente, sorprendido e incluso quejándose leve por el repentino y brusco movimiento, mirándose ahora en las piernas ajenas, aprisionado, tensando todo el cuerpo.
—E-eso no es verdad, estás loco...
Murmuró apenas, pero no pudo evitar estremecer, notando sus intenciones, cerrando las piernas y cubriéndose con ambas manos de nuevo antes de que le tomara.
—Y menos de ese modo... ¿Violarme? ¿Siquiera sabes lo que significa eso?
Sin levantarse de la cama alcanzo a sujetar con fuerza la muñeca del albino, halo de este con brusquedad atrayéndolo a su enorme cuerpo, obligándolo a que se sentara sobre sus piernas, ya en su poder cerro sus brazos al rededor de él para que no escapase. —Realmente haces un gran esfuerzo por rechazarme. . . cuando en realidad tu cuerpo desea que lo viole otra vez— Susurro esas palabras a su oído mientras deslizaba una de sus manos hasta su entrepierna con la intención de abrazar con sus dedos el miembro del albino.
A pesar de todo, aún le costaba en parte asimilar lo ocurrido en esa ocasión, encogiéndose de hombros y poniéndose de pie rápidamente para ir por algún cambio de ropa. Aún en su celo, aquel vampiro tenía la facilidad para hacerle rechazarlo e intimidarlo.
A simple vista se lograba ver cierta indiferencia, pero ciertamente estaba disfrutando de las reacciones ajenas y asi mismo, de esa agraciada figura. —¿Te da vergüenza? Pero si ya he visto tu cuerpo desnudo, lo he marcado y he disfrutado de el —
