—¿También me darás dinero? Cómo los abuelitos que cuidan de sus nietos~

La risa de su hermano al ser contagioso este también lo hizo, ademas debía admitir que su comentario viniendo del albino habia sido gracioso. —Bueno, entonces seré un viejo que cuidara de ti—

—3 años... No es tanto, pero sigues siendo viejito para mi~

Bromeó de nueva cuenta, riendo ligeramente antes de darle un suave codazo al costado.

—Por 3 años— Completo su frase. Aunque su edad real superaba por mucho la edad de aquel cascarón del cual se adueño.

—Lo eres... Al menos eres mayor a mi por...

Se quedó pensando, tratando de hacer cuentas aunque no recordaba exactamente la edad ajena.

—Hahaha, puede ser que lo sea— Revolvió el cabello del albino de forma delicada, para no despeinarlo. Momentos antes mostraba un rostro aterrador, ahora mostraba un grado alto de amabilidad.

—No soy un niño... Pero tu si eres un viejo terco~

No entendía que debía dejar de jugar con fuego, después de todo le agradaba molestarlo un poco, riendo leve.

Sin poder evitarlo dejo escapar una corta risa, aquel puchero causante de ello. —Pareces un niño—

Al mirarlo fijamente, formó un pequeño puchero, pero terminó asintiendo suave, encogiéndose de hombros.

—Está bien~

—No permitire que lo hagas, es mejor que lo olvides porque no importa cuanto insistas, seguirá siendo no, ¿Quedo claro?— Dijo esas palabras mientras lo sostenía de los hombros y mantenía su mirada fija en él.