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No tiene nada qué agradecer, espero que se la haya pasado de lo mejor

Os deseo un muy feliz cumpleaños, que la pase de lo mejor junto a sus seres más amados

[Si no hay inconveniente, que se prosiga}

[code]Siempre fue alguien renuente a creer en los dichos populares aplicados a las situaciones más cercanas, como queriendo dar un nulo consuelo luego de presentarse las consecuencias. Ahora veía la razón de todos estos: “La calma antecede a la tormenta”. El santuario parecía vivir épocas de paz verdaderas, parecía ser una Era en la que por fin las deidades dejarían de lado sus ambiciones, o al menos no lo harían notorio en ese tiempo dentro de la vida de la Tierra. Las estrellas parecían estar augurando una mejora por fin para todos los encargados de mantener el orden y el régimen de la Diosa bondadosa y justa a la que deben proteger junto con todos sus mandatos y deseos. Aun con las enormes ausencias en el sagrado recinto, parecía que todo iría en perfecta calma y armonía hasta el cambio de generación. Hasta que Athena una vez más hiciera su aparición en la Tierra para erradicar cualquier amenaza latente.

Sin embargo, esa noche en particular, le figura dispar a las anteriores. A pesar de no ser un versado eficiente en la lectura de las estrellas, supo que el manto nocturno desea avisar acerca de un mal no previsto; un presagio que podría volverse una realidad. Esa jornada prefirió pasarla en sus aposentos, en mediana meditación y recordatorio de sus técnicas ancestrales, ninguno de los actuales guardianes dejó de lado su deber principal, a pesar de que otros tantos abandonaron sus ropajes sagrados para vivir una vida alterna a lo que alguna vez fue su pasado. El caballero de acuario no ha sido la excepción, aunque él se ha centrado en alternar su vida personal del deber, justamente para no crear un choque innecesario.

Tras el transcurso de algunas horas, el movimiento estelar se reveló, al punto de sentir una presencia instalarse en el templo del octavo arconte. Su reacción no se hizo esperar, incluso frunció el entrecejo[c=#60BFBF][i] – Milo... – [/i][/c]Alcanzó a musitar más para si que para cualquier alrededor, detectó algo fuera de lo normal en la morada de su mejor amigo, renegó incluso de la ausencia de todos los demás compañeros de armas, sea lo que fuere, había dado en un punto blanco en ese instante; premeditado o no, estaba en peligro todo el lugar.

Justo cuando se puso en marcha para descender un par de templos, fue que su paso fue intervenido por otra aparición más. Su presurosa carrera encontró fin luego de unos momentos. Los ropajes le parecieron demasiado similares a unos que el mismo ocupara hacia un tiempo, aunque estuvo seguro de esa decisión, no es algo de lo que se enorgullezca hasta ese preciso momento. En ese instante crucial de su vida, solo existieron dos hombres capaces de entrar los recintos con la facilidad que confiere conocer el lugar.

Las palabras que aquel mencionara solo hicieron que su gesto se volviera más inflexible, menos emocional y más centrado en razonar la situación que se presenta al momento [c=#60BFBF]– Siempre he estado aquí: protegiendo el onceavo recinto como juré a la Diosa Athena, Shura… - [/c] rápidamente dio reconocimiento a su contraparte [c=#60BFBF]– Espero que el vestir esos ropajes oscuros aun posean el noble propósito que nos llevó a aparentar una traición a nuestras propias convicciones… - [/c]Tiene que indagar lo que sucede, sin embargo, el notar cierta hostilidad en el lenguaje corporal de su aparente ex compañero de armas, hace que su energía cósmica, de aureo deslumbre, comience a emanar de toda su anatomía. No dejaría ni un cabo suelto, mucho menos cuando es el único obstáculo antes de llegar a los aposentos de la Diosa de la Guerra [c=#60BFBF]– Habla ahora, Shura.. ¿Qué propósito ha hecho que vuelvas a tornar oscura tu alma y armadura, siendo tú uno de los hombres que más se regodeó ser el mas fiel a la Diosa Athena? [/c]


[c=#0000E5]{Lamento la demora. Gracias a ti por agregar}[/c][/code]