— Desvió la mirada y rascó su mejilla con nerviosismo; esa mirada siempre lograba cohibirle. —
Sí, bueno, Aki... — No terminó la oración y negó rápidamente con la cabeza para corregirse a si mismo ya con un leve rubor presente en ambos pómulos. No iba a perder la oportunidad de ir a comer con Makima. — Ahora que lo menciona, tengo un poco de hambre.