Se podría decir que su relación con la humana era la más inestable de todo ese grupo. Por momentos era como vivir bajo alguna especie de contrato de esclavitud. Era agresiva, solía insultarle muy seguido y lo tenía limpiando su habitación cada día porque, de alguna manera, siempre había algo que limpiar. Se podría decir que si alguien tuviera que dudar su decisión en una situación como esa, debería ser él. Sin embargo, sus mirada no abandonó la taza y antes de que tuviera siquiera que pensar en algo ya se encontraba corriendo a toda velocidad. En realidad, aunque se hubiera detenido a pensarlo la respuesta sería la misma. -¡Maldita sea, Azumi, más te vale estar ahí!- Gritó al momento de saltar al interior de la taza con mayor determinación que nunca. Haría lo que fuera necesario para no perder a Azumi.

Se encontraban de nuevo en una situación como esa, realmente no estaba seguro de cómo podían verse envueltos en algo así con tanta regularidad pero el momento de dudar o pensar de más había pasado. Tenía un objetivo, se le había planteado algo y se encontraba en la necesidad de enfrentarlo a menos que no quisiera volver a ver a Rima. Ese solo pensamiento fue más que suficiente para que cerrara los puños con firmeza alrededor del instrumento que le habían entregado, una flauta. Miró a la taza y luego al resto de sus amigos. -Los veré al otro lado.- Afirmó brevemente antes de llevar el instrumento metálico a sus labios y tocar una melodía que nació por instinto y que le envolvió en una luz que tiró de él hacia el interior de la taza. Si podía evitarlo, haría lo que fuera para salvar a Rima y a su mundo, tomar un salto de fe parecía más que sencillo con ese objetivo en mente.

...Muglox, si ambos lograban encontrarse y saltaban hacia el abismo para reunirse con sus compañeros demostrarían que el vínculo entre humanos y Muglox, era algo muy real. - ¡Quiero volver a ver a Kaede! – Grito Mirmo y sin duda alguna salto al interior de la taza para poder reunirse con su compañera.

Kaede, Setsu, Azumi, Kaoru, Rima, Jackie, Murumo y él muchas veces habían tenido que salvar tanto el mundo de los Muglox como el de los humanos, desde el micrófono, las sesiones mágicas, los teléfonos móviles para localizarlos, móviles para recolectar piedras hasta ahora, sin embargo ahora algo terrible había ocurrido, ambos mundos estaban a punto de separarse y los lazos con sus compañeros se romperían para siempre, la única forma de unirlos nuevamente era demostrar que el vínculo entre Muglox y humanos era más fuerte y verdadero, así que una prueba se les había impuesto tanto a los humanos como a los Muglox. Cada humano había recibido su propia taza y un instrumento para fortalecer los poderes de su Muglox y llamarlos cuando más se le necesitaba. Estaba en los humanos saltar a las tazas sin garantía de poder llegar al mundo Muglox y perderse para siempre y de la misma forma con los...