— No sabía que te gustaban —Algo que recordar, si eran de su agrado podría hacerle un regalo alguna vez. Los ojos de Tsurugi se posaron en el animal, chasqueó dos veces los dedos y el sonido provocó que el felino levantase sus orejas y se girase hacia ella, mirándola fijamente —

— Créeme, sé bastante de gatos. — Intenta llamar la atención del felino con la pluma pero al no conseguir nada, suspira resignada.

— No creo que lo haga aproposito, es un gato.

— ¡Ugggggh! No es tan difícil que mire hacia mí por tan solo… ¡unos segundos! Creo que le gusta molestarme. —

— No lo presiones demasiado, los gatos son animales cuya independencia va primero a cualquier otra cosa, normalmente irreverentes inclusive.