—¿E-Es necesario correr...? —aún aturdido por el incidente, hizo lo posible por seguirle el paso a la heroína. Se iba quedando atrás, inevitablemente; mantenía una mano en su sien, el dolor no parecía dispuesto a menguar.

Al fin, pudo llegar a la farmacia a la que Ladybug le guió, aunque se preguntaba cuál sería el motivo de su urgencia. ¿Tan ocupada era la vida de una justiciera como ella? No parecía haber problemas cerca.

—Uhh... Gracias, por todo. ¿Qué es ese sonido, por cierto...?

— ¡Oh! Así que no eres de por aquí. Eso explica mucho. Así es, mi nombre es Ladybug y él es…— miró de soslayo al gato; a todas luces se le veía medio celoso. — Él es Chat Noir. Ambos nos encargamos de proteger al mundo de Hawk Moth. —

Entusiasmada en su explicación, olvidó por completo la escasa duración del traje. De no ser por el tintineo de las motitas en sus pendientes y las almohadillas en el anillo de Chat Noir, se habría ido de largo con la historia del villano. De mala gana, Chat Noir se despidió de ambos, retirándose de la escena. Ahora Ladybug debía apresurarse.

— Veamos, una farmacia por aquí. ¡Lo tengo! Sígueme, no tengo demasiado tiempo. — asintió una vez y corrió en dirección opuesta. Por suerte la farmacia quedaba a un par de calles. Tenía el tiempo suficiente para guiarlo sin revelar su identidad. — ¡Vamos! ¡Date prisa! —

Un tanto anonadado miraba el intercambio entre el par de superhéroes. ¿Aquello también era moneda corriente en Paris? Masajeó su sien con los dedos índice y medio derechos.

—Estoy bien, no es la primera vez que me toman de rehén, y dudo que sea la última. Supongo que se nota que no soy de por aquí, el viaje fue largo, no he dormido, y... uhh, mejor no aburro. Me ayudaría que me llevaras a una farmacia, gracias. Tú eres la Ladybug de la que todos hablan, ¿no? ¿Y tu compañero es Chat Noir? La gente no dejaba de hablar de ustedes en el avión—se asomó tras ella, señalando al rubio.

— ¡Ganamos! — el choque de puños fue la pieza que dio por terminada la batalla. La ciudad volvía a la normalidad, los habitantes salían del peligro y aquellos que fueron influenciados por el poder de Hawk Math salían del trance.

Chat Noir se encargaba de manifestar su exagerada teatralidad frente a la heroína de París cuando la voz de un tercero interrumpió la plática 'casual'. Ladybug rio por lo bajo, entre nervios y gracia por la evidente molestia que se dibujó en el rostro del carismático felino. Sin embargo, prefería dirigirse al muchacho a seguirle el hilo al gato.

— ¿E--eh? ¿No crees que es demasiada medicina? Sé que podría traer efectos secundarios y no querría que te sucediera algo malo. ¿Te encuentras bien? Si necesitas un médico, puedo guiarte hacia uno pero, ya sabes, ¡nunca es bueno automedicarse! —

—Uhh... ¿Qué fue... ? —sentía un retumbar intenso en su sien, varios momentos le tomó levantarse. Paris era... Ciertamente una ciudad muy particular. Ni se hubiera imaginado que le iba a tocar vivir el ataque de un supervillano.

Todo había terminado tan abruptamente como comenzó. El vuelo de lo que parecía una infinidad de mariquitas arregló todo desastre causado, pero lo más impactante de todo fue, quizás, lo más normal... ¿La gente volvía a sus vidas como si nada? ¿A qué estaban acostumbrados los parisinos?

—Tú... Tú eres... —titubeó, aún aturdido por el episodio, aunado a que su pronunciación del francés no era lo mejor. La chica enmascarada le parecía familiar, ¿y cómo no podría? Desde que puso pie en el país europeo, no había dejado de ser bombardeado con imágenes, noticias, comentarios sobre la superheroína cuya rutina era salvar el día. —Gracias... Creo que necesito una aspirina, o mejor dos. Dos cajas.