-No tenia mucho de haber llegado a aquella casa, más poco a poco se habituaba a los ruidos de esta, quien se levantaba primero, el aroma a café, los gritos matinales, todo se estaba volviendo parte de su vida, más está mañana hubo ruidos inusuales, golpeas caídas, algunas maldiciones, sin darle importancia de más bajo a la cocina, preparo su taza de café o en eso estaba cuando el ruido que hizo el Leo a caer por la escalera le hizo dar una leve mirada, no era de los que suelen intervenir, y menos aún cuando le vio levantarse sin gran problema recargada en la barra sosteniendo su taza de café -
Era un día de lo más extraño, desde que el león se levantó había tenido una suerte de los mil demonios, empezaría el día y tan solo al moverse de la cama, una de las patas de la misma se vencería, haciéndolo levantarse de golpe por el golpe que se daría al rodar. A la hora de bañarse, cuando se estaba enjabonando la cara, se acabó el agua y tuvo que usar agua potable para limpiarse el rostro. Cuando se rasuró para acomodar su barba, se cortaría con la navaja.
—Hoy si que no me levanté con el pie correcto.—
Se dijo a sí mismo, mientras que bajaba por las escaleras quería desayunar, pero solo se resbalaría en el primer escalón, es como si todo fuera una mala obra del de arriba, se caería al suelo teniendo golpes en todo el cuerpo. Para así levantarse, iría por su dotación poco saludable de cereal, dándose cuenta de que no había nada de cereal
