Así que todo esto se reduce a que la mala suerte recae en uno de los dos cuando es tocada, eso lo lleva a pensar un sin fin de situaciones que dentro de su mente se vuelven graciosas y un tanto irónicas. Se mantuvo a la distancia cumpliendo el mandamiento de no desatar la ira del infortunio.
▬Creo que en mi familia existió un amuleto con el cual apartar a la mala suerte de todo aquel poder negativo. Oh, estoy seguro que debe estar en alguna parte de mi castillo▬
[i]Comentó cruzado de brazos ante la idea, si que debe ser una gran jodida la de ser la sombra de todo lo malo
▬Pero...¿Por qué debería darte algo así? No luces cómo si lo necesitaras.▬
No importa la distancia... importa el contacto o el tiempo al que estés expuesto a mi presencia. Tú tocaste dos veces mis cuernos. ─ Explicó, notándose que estaba algo adolorida en su tono de voz. Pasados un par de segundos de eso se reincorporó para quedar de pie nuevamente y se acarició un poco más la cabeza ─ Uhm... Veo que eres alguien chistoso. ─ Sus mejillas se inflaron levemente.
Vaya que eso fue muy convincente. Aunque el no sintió el golpe a tal grado cómo ella, no pudo ocultar su risa al ver el momento exacto del pelotazo. Dejando de lado la terquedad, pudo comprobar que lo que decía no eran falacias de una criatura extraña, pero ahora se siente más y más curioso
▬Déjame ver si te entendí ¿Todo aquel que se te acerque tiene mala suerte? ¿Y a qué distancia aproximadamente? oye, podrías ser una buena portera en un equipo de fútbol▬
Ugh, que terco... Estoy intentando avisarte... ─ Mientras le hablaba, unos niños que jugaban fútbol se acercaron hacia ellos en medio de su juego y, pronto, la pelota que pateaban fue directa a golpear la cabeza del albino con fuerza. Sin embargo eso no fue todo, ya que una pelota de baloncesto también fue directa a impactar contra la cabeza de la dragona. Esta, tras el golpe, se llevó las manos a la zona afectada y se agachó poniéndose de puntitas ─ Auh...
Luka es muy necio y terco para creer que esas cosas existen, asi que desafía la autoridad de la supuesta maldición para ver que ocurra esta vez. Ya que, el ataque de la maceta traicionera lo ve cómo un simple accidente.
[...]
▬Estoy cerca tuyo y no ha ocurrido nada ¿Lo ves? ¡Es mentira!▬
¡¡...!! ─ Se tapó la boca con ambas de sus manos al ver aquel ataque que hizo estallar el balcón. De inmediato, tomó las muñecas ajenas suave pero firmemente en un intento por evitar que sucediera de nuevo aquella actitud vengativa ─ ¡No fue culpa de quien vive ahí, fue mía! Atraigo la mala suerte y si te acercas mucho a mi... ─ lentamente, le fue soltando las muñecas ─ sufrirás lo mismo.
No dijo nada. No. Sólo procedió a quitarse la tierra de sus blancos cabellos y posteriormente, ver de dónde cayó esta porquería. Instintivamente y vengativo, hizo estallar ese balcón con una onda que disparó de su mano diestra.
Muchas cosas, en realidad. Atraigo la mala su-... ─ Antes de poder terminar y justo después de que sus cuernos fuesen tocados una segunda vez, un macetero cayó directo a la cabeza del chico desde el edificio que estaba tras de ella, llenándolo de la tierra que este contenía ─... suerte.
Sí, son... de verdad. ─ Respondió ella, volteando a ver al chico realmente extrañada, pues no entendía cómo no se había percatado de su presencia hasta que la tocó. ─ No deberías tocarme mucho...
