No se extrañó de no recibir respuesta, eran completos extraños, después de todo. Al encontrarse ya más cerca de ella pudo ver la pintura en el callejón.
Apoyó su sombrilla en el suelo y la usó como apoyo a sí mismo, mientras examinaba la obra. Normalmente, si el arte que presenciaba no tenía sonido, ni se movía, ni rimaba, tenía un poco más de trabajo en entenderlo. Eso no significaba que no lo apreciara igualmente.
¿Le gusta este cuadro?
No estaba nada ajeno al entorno en el que se encontraban. Era un callejón mal oliente, la pintura parecía más bien abandonada entre la basura; pero hasta entonces la jovencita se había mostrado bastante interesada en ella, y eso despertaba su curiosidad.