- Espero que hallas practicado tus líneas. Sabía que te quedarías dormida así que te compre un desayuno, puedes ir comiendo mientras llegamos. - Yaten le había comprado una limonada de lavanda, sabía que Minako se impresionaba con los colores llamativos y esta tenía una combinación de lila por arriba y transparente por debajo, y una caja de desayuno completo, rollos de huevo, salchichas rojas cortadas en forma de pulpo, arroz blanco y ensalada con tomates cherry.
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Al llegar a la puerta del automóvil la abrió en un caballeroso gesto esperando a que la rubia tomara asiento. De haberse tratado de cualquier otra chica, este se hubiera subido y le hubiera azotado la puerta en la cara con desdén, pero Minako no era cualquier chica. – Anochecerá si sigues demorando. – La molesto un poco, intento no sonreír al verla, pero le fue inevitable.
Existían una infinidad de mujeres en aquel planeta azul, todas tenían estrellas estelares, algunas más brillantes que otras, pero el único brillo que lo había logrado interesar fue el de dicha humana, tenía cierto encanto para conseguir lo que quería, y aunque había demorado finalmente había conseguido incluso que él cediera ante cualquier capricho que tenía. Trataba de no hacerlo notar, pero incluso los medios y las fans notaban lo cerca que dejaba estar a Minako.
[code]Se quedo viendo la gargantilla, maravillada por lo hermosa que era. Levanto su mirada hacia el albino, con un brillo en los ojos. No esperaba tal acción de él, jamás espero que le regalara algo. Ese gesto la hizo muy feliz, aunque intentara restarle importancia, para ella fue especial.
— Gracias Yaten-kun, es hermosa. — Le dedico una tierna sonrisa, al mismo tiempo que sostenía la gargantilla con su diestra. Después, al verlo avanzar, lo alcanzó, así poder caminar junto a él hacia su auto. [/code]
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Salto con agilidad desde la rama hasta el suelo. – Aun no estas lista. – Yaten acorto la distancia entre ambos y en un rápido movimiento coloco una brillante gargantilla de estrellas doradas alrededor del fino cuello de Minako, parecía una constelación, pero sobresalía una entre las demás, la más grande de ellas, ese collar no solo era estético y algo caro, de igual forma representaba la manera en la que Yaten la miraba indirectamente. – Le gane dinero prácticamente. Era una ganga. – Trato de restarle importancia a dicho regalo caminando frente a ella. – El auto nos espera. – La observo disimuladamente para ocultar lo avergonzado que se sentía.
[code]Con dificultad, empezó a vestirse y arreglarse. Iba de un lado a otro, haciendo mucho escandalo. Artemis la miraba desde la cama, con una gota resbalando desde su cien. Había olvidado completamente que tenia que juntarse con Yaten, de seguro debe estar molesto con ella. Se golpeó mentalmente por haberse quedado dormida.
Luego, de varios minutos después, por fin termino de alistarse. Se dirigió a su tocador para verse por última vez en el espejo, dando el último toque a su largo cabello. Esta lista.
— Nos vemos después. — Se despidió de Artemis, acariciando su cabeza para después caminar hacia la ventana donde encontró a Yaten en el árbol. — ¡Estoy lista! — Exclamó con su típico entusiasmo de siempre. [/code]
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-Te tomare el tiempo. – Puso el cronometro mientras se acomodaba en la rama del árbol con la espalda sobre el tronco, pospuesto que miro hacia un costado para disimular una sonrisa rápida por las actitudes de la rubia. Últimamente los dos pasaban mucho tiempo juntos y aquello le había permitido conocerla un poco más, siempre le había provocado aberración la actitud de Seiya por la niña ruidosa, pero ahora comprendía un poco mejor los sentimientos de su hermano, estúpidos sentimentalismos, se reprochó así mismo aun sin querer admitir sus sentimientos por Minako.
[code]La joven rubia se había quedado hasta muy tarde jugando videojuegos, y ahora le era imposible despertar. Abrazaba la almohada con fuerza, sin la intención de abrir los ojos. Artemis, intento por todos los medios de despertarla pero le era imposible. Y de repente se sintió golpes desde su ventana. Al sentir aquel ruido, frunció el ceño. ¿Quién demonios hacia tanto ruido? Entre sueños sintió una voz. ¿Se irá sin mí? ¿Quien? Se preguntó, aún con los ojos cerrados, pero luego de unos segundos lo recordó todo. ¡La serie! Abrió rápidamente sus ojos y se sentó en la cama, haciendo que Artemis saltara lejos.
— ¡Es cierto, Yaten-Kun! — Se levantó rápidamente y corrió hacia la ventana, abriendo un poco para poder ver al Albino. — Lo siento mucho, me quede dormida. Pero estaré lista enseguida. — Le prometió, juntando sus manos en ademán de disculpa.[/code]
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Desde que había llegado a la Tierra no había conocido a ninguna mujer humana que llamara su atención, eran tan fáciles de deslumbrar, tan ruidosas, y molestas, o eso pensaba hasta que la vio en aquella audición, era por mucho la joven más bella que había conocido, pero eso no era suficiente para atraerle, lo que había visto en Minako, no lo había visto en ninguna otra humana. Decidida, fuerte, sonriente, con hambre de progreso, y un increíble talento.
Desde aquel día Yaten se ofrecía a llevarla a audiciones, he incluso a buscarle papeles pequeños en sus películas. Hoy filmarían una serie para niños llamada, “Power Rangers”, y la persona que desempeñaría el papel de la Ranger amarilla era nada más y nada menos que Minako. –Si no te levantas me voy sin ti. - - Le dijo Yaten tocándole desde la ventana de su habitación, trepar el árbol había sido sencillo, esperaba una buena reacción de la rubia después de todos sus esfuerzos por despertarla.
