Atraería a una gran cantidad de público haciendo malabares, al igual que entreteniendo a las personas diciéndoles lo ocurrido en la iglesia, principalmente para atrasarlas o hacer que vayan más rápido, entre los que logró detener por un lapso de 30 minutos fue a un joven de cabellos cafés.

En cuanto llegó la policía este volvió al interior de la iglesia estando con un rostro agitado por todo lo que hizo se mantendría en un asiento, esperando a ser parte de la investigación como un testigo más y de esa forma poder encontrar al viajero.

—Bien, tu turno... — Se dijo a sí mismo, si el viajero volvería a la escena del crimen, era claro que sería como policía por lo que sospechaba de cada uno de los que se encontraban ahí, pero no actuaría sin tener alguna prueba.