— No hagas eso .. — Comenzó a sonrojarse desviando la mirada mientras trataba de evitar sonreír. Rascó su mejilla y volteo a la cámara así, sonrojada y todo, hizo una mueca sonriendo con exageración y abriendo los ojos como platos. Terminó por reírse echando ligeramente la cabeza hacia atrás y subiendo un poco su boca con la diestra.

Sus hombros denotan la risa contenida, algo tonta, sí. Pero que pone en evidencia la sonrisa que logra dibujar a final de cuentas — Ese es el punto — tomó la primera fotografía, o más bien una de tantas —. Se trata de sorprender, de no saber que es lo que vendrá después — y tras sus palabras, volvía a colocar el ojo derecho para ver a través de este en su dirección —. Yo sé que quieres sonreír. Dame una sonrisa, aunque sea una pequeñita.

Se quedó estática, ni siquiera pudo sonreírle, nada, solo posando para él que ni supo de dónde salió. — Siempre sorprendiendome, Sir. Primero, se me aparece de la nada en la la oscuridad del bosque y ahora, así sin más, viene y me toma una foto. ¿Qué sigue?

— Justo así —comentó por lo bajo, mientras sus manazas se acostumbraban al tamaño de la cámara. Cada vez se sorprende más por lo pequeñas que son esas cosas. (...) Ahora con el lente enfocando y logrando una toma deseada, presiona el botón de la cámara en repetidas ocasiones. Bien pudo usar un celular para ello, pero lo vintage tampoco es que pase de moda.