La rubia, asintió mientras sonreía ante las palabras de la mayor. Sabía lo difícil que resultaba para Shenhe el aprender sobre las relaciones entre humanos y el mundo más allá de las montañas. Pero el hecho de que pudiera darse una idea de lo que sobrelleva la amistad, le parecía enternecedor. — ¡Claro! No necesitas emprender un viaje o algo, sólo, estar atenta dónde andes. Si ves o sabes algo de un chico rubio, con ropas extrañas en tono café y parecido a mi, es mi hermano. — La pequeña acompañante, permaneció en todo momento al lado de la viajera, asintiendo y dándole la razón a lo que decía. Pero claro, no podía permanecer sin decir algo por mucho tiempo. —Cuando estén juntos, Lumine será muy feliz, ¡y Paimon también!— Eran comentarios cómo este, que hacían que la caballera honoraria apreciara desde el fondo de su corazón a su pequeña amiga.

— ¿A su hermano? Ya veo... Debe ser una situación complicada, aunque fuera de mi entendimiento actual. Aun así, si eso es lo que te tiene inquieta, yo misma te ayudare a encontrarle. Eso hacen las amigas... ¿Cierto? — Pregunto de manera ingenua, pues verdaderamente llevaba poco de adaptarse a las relaciones sociales, y trataba de indagar en las opciones mas oportunas para quienes ya consideraba cercanos.

Levemente nerviosa ante las posibles acciones de la fémina, la viajera casi de un salto, se posicionó frente a ella, en un intento por distraerla de aquel tema. — N-no te preocupes, me pagan bien en la taberna. Pero los gastos de mi viaje a veces pueden ser algo pesados. — La pequeña acompañante no tardo en entrometerse en la conversación, añadiendo más detalles. — Así es, la viajera esta buscando a su hermano, ¡Pero no esta en ninguna parte! Por eso hemos recorrido Mondstadt, Liyue e Inazuma. Pero parece que estuviera en otra dimensión o algo así, Paimon no se lo puede explicar.... ¡Pero Paimon cree que ya debemos estar cerca de alguna pista! — Añadió al final, con la intención de darle esperanza a la caballera honoraria, quien ya se mostraba algo desanimada con esto.

—¿Acaso el dueño de la taberna no te esta pagando lo suficiente? Si ese es el caso, yo misma puedo encargarme de el. — Respondió en su habitual tonalidad neutra, mientras mostraba una actitud un tanto hostil respecto al tema; si bien trataba cada día de adaptarse a las relaciones humanas, la violencia continuaba siendo su primera opción al momento de resolver alguna problemática.

Emocionada, tras escuchar aquel timbre de voz familiar, volteo en busqueda de la dueña de aquel cuestionamiento. — ¡Shenhe! Pues, estoy considerando ir de vez en cuando, los costos del viaje a veces pueden ser demasiado... Y más teniendo en cuenta que debo alimentar bien a Paimon. —

La mencionada acompañante, tardo un par de segundos en percatarse de la intención escondida en el comentario de la viajera, e inmediatamente comenzó a defenderse. — ¡Oye! ¡No trates a Paimon como una mascota! —