*Cuando el chico comienza a limpiar aquel desastre, lo único que hace el esparvus es recostarse en la cama y observar como hace su trabajo, para luego dirigirse a Luka y preguntar con cierta sorna.*
¿Y qué harás con todo esto...? seguro guardar los hielitos porque los consideras "hermosos"
*Ríe entre dientes con su propio comentario, incluso imaginarlo colocarle flores a los hielos le parece gracioso, y no escatima en rodar en la cama por la intensidad de su risa.*
Negó con la cabeza , aunque si, es imposible no sentir una pizca de preocupación. En fin, un golpe en su hombro le hará entender que para la próxima no ande metiendo sus narices dónde no le llaman. Regresaron a la comodidad de su castillo aunque su cuarto se ha vuelto un completo desastre. Hay pedazos de hielo, manchas de sangre, esto tomará algo de tiempo antes de que todo vuelva a ser cómo antes. Bien, ¿Qué mejor si no el uso de sus sirvientes para arreglar este colosal problema?
Ni un rasguño... me las he visto con oponentes mucho mejores y salí airoso... esto no sirvió siquiera de calentamiento...
*Responde él, un tanto aburrido, tan sólo viendo indiferente como se aleja aquella mujer, y luego mirando a los ojos a Luka; para sonreír travieso hacia él.*
▬No te preocupes, Reina De Las Mentiras. Habrán muchos bastardos que se dejen engañar por una figura tan asquerosa cómo la tuya. ¿Por qué crees que le hice una marca a tu cuerpo? Para que todos sepan lo que realmente eres. Engañalos a todos, querida▬
No iba a dejar que tal vil y lujuriosa criatura lastime a alguien que por mucho, vale el doble que esa figura con tetas. Al menos ya sabe, que esa disputa se debe a que ella nunca toleró que el cogiera más con hombres. Pudo oler su presencia en cada sitio, en cada lugar y en cada habitación que compartió con otros. Y no, el ya conoce bastante bien su manera de pensar.
▬Si te preguntas porque me gusta coger más con hombres que contigo, mírate a un espejo, posiblemente, encuentres la respuesta▬
Serían sus palabras pero no con un acento discriminatorio y/o atrevido sino armonioso y dulce al mirar a Luka interpuesto en medio tan tenaz como una pared inexpugnable para sonreírse por su hospitalidad de decidirse de defenderla al final para apartarse de la pareja dirigiéndose con una mirada árida y algo depresiva al umbral caminando esta vez resuelta tambaleándose sus exuberantes atributos entre sus contoneos sumamente seductores.[/code]
*Para un guardián como él, la autoridad del mismo Lucifer basta para frenarlo, y por consiguiente su energía y armas, que, es como si fuesen una extensión de él.
Molesto, y con su característica agriedad, sólo profiere en un tono cortante.* Ya estaría muerta de no ser por ti...
*Realmente detesta que lo corten así en un combate, y más cuando ya tenía la victoria y una muerte más en su haber, pero decidió regresar al castillo como se lo ordena su nuevo "amo".* Tsk...
▬¡Ebbe! ¡Detente, no te he autorizado a que participes en esto!¡CARAJO! ¡HAZME CASO!▬
Gritó con un profundo enojo. Diablos, no pensó que su esparvus se fuese a meter este tonto encuentro sin sentido. Si, las ganas de ir a buscarlo eran muchas pero las ondas expansivas que provocan entre los dos, eran abrasivas y llenas de una fuerza incontenible. Sabe que su guerrero es hábil y un potencial luchador, pero de ninguna manera iba a dejar que sea herido o lastimado por los caprichos de la otra criatura. Tomando prestado el poder del Ojo De Lucifer que lleva en su guante, bloqueó con sus alas la cantidad excesiva de proyectiles que rebotaban entre ellos. En un instante, la presencia imponente del príncipe se interpuso entre ambos.
▬ No te atrevas a ponerle un dedo encima...▬
Comentó con un profundo desagrado. Ya no tiene nada que decirle, ya hizo suficiente con esa marca en forma de castigo. Luego, se volteó hacía el esparvus.
*Los proyectiles punzocortante no son armas comunes, quedó claro desde que los arrojó a la mujer, y por demás, la energía de él corrosiva a un nível que, si el quisiese pulverizaría cada segmento del mundo terrenal, por lo que, si la rival no optó por esquivar aquellos proyectiles.
Estos, al estar forjados en el prifundo abismo, con la sangre del espaqrvus, se adaptan a la energía del mismo, mejorando sus propiedades, por lo que, dadas las propiedades del aura corrosiva, fusionada con el metal de las cuchillas, pueden derretir fácilmente la pared de hielo, por lo que terminan impactándose sin piedad en el cuerpo de la fémina.
Como se mencionó, tienen la cualidad de destruir cuerpos, almas y el aura derivada de las mismas.*
[code]confrontaría con una mirada afilada al agresor dando a relucir el reflejo de sus amatistas una tristeza profunda para al unísono reventar en mil fantásticas esquirlas esa horrenda aura restallando el fragor de los elementos convertidos en cristales para moverse cual sanguijuela yendo en busca el cuello de quien la atacó primero con el próposito de sorberle la sangre y restituir su prana. [/code]
