fria, poco amigable
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TsukiLune · F
~[La velocidad de su vuelo disminuyó, cierto era que deseaba tanto estar frente a tal guerrera, pero se daría su tiempo. Su níveo rostro reflejo la emoción del momento, sus labios se mantenía arqueados, y sus ojos fijos en cierta dirección. Sus alas se agitaron un par de veces y se detuvo por un instante en el aire, sintió la brisa acariciar sus mejillas y fluir agresivamente entre su plumaje. Por fin podía verla, camuflada entre los bellos pétalos de aquel árbol de sakura, no había cambiado mucho desde la última vez que la vio, aquella última ocasión en la cual destrozo con su “Explosión de Galaxias” el cuerpo de aquella mujer, su físico era el mismo, pero en sus ojos existía un brillo especial, el mismo brillo que poseía en sus abismales iris ahora aquella serafina. El fuego de la emoción, el deseo sanguinario de la maldad.
Aquella chispa que contemplo en su “juguete” no hizo más que exaltar su emoción, por ello, agito un par de veces sus alas y se lanzo en picado hacia su dirección, bajo a la más alta velocidad que le dieron sus alas, no le tomaría más que unos segundos llegar a ella. Aprovechó cada milésima de tiempo para construir su saludo; tomando de sus magistrales alas 4 plumas, las llevo a sus labios y las deslizo, las plumas tomaron un aspecto afilado, las acomodo entre sus dedos y con certeza lanzo una directamente a la base de aquel árbol para cortarlo, fue rápida y precisa, un corte limpio. Ocupo la segunda pluma para lanzarla justo en el punto donde nacía la rama en la cual estaba ella parada, la pluma quedo perfectamente incrustada como si fuese una flecha. La tercer pluma la envío directamente a ella, su puntería acertó a una de las piernas de la pelirroja; la última la lanzo directamente hacia ella y justamente, a unos centímetros del impacto chasqueo sus dedos, ante la señal todas y cada una de las plumas causaron una profunda y expansiva explosión.
La primera además de cortar el árbol, con la explosión logro arrancar las raíces del pavimento, la segunda pluma hizo explotar la rama donde se encontraba parada aquella asesina, el impacto de la misma explosión lanzo al azar afiladas astillas de madera las cuales lograron incrustarse en la blanca piel de su enemiga; la tercera en aquel momento fue su más grande logro, pues con dicha explosión destrozo la pierna de su rival, en aquel momento pudo ver como la sangre y algunos trozos de epidermis brotaron del hueso ahora expuesto. La última de ellas tenía sólo como objetivo, impulsar el cuerpo de aquella mujer, lanzarla algunos metros hacia atrás para hacerla caer, esa era su intención.
Para satisfacción de la serafín, el pánico no tardo en hacerse presente, los simples humanos que transitaban cerca de ahí comenzaron a correr caóticamente, unos chocaban con otros, otros tantos lanzaban alaridos llenos de asombro y terror, gritos, horror, miedo y desesperación eran los únicos sentimientos presentes en aquel momento, sentimientos que no hacían más que alimentar el aura de aquel ángel caído. El humo que se ocasiono por las explosiones cubrieron la angelical imagen de la seráfin, desde el centro de aquella espesa humareda una fría y sínica voz se hizo escuchar, lo suficientemente audible para que llegara a oídos de la asesina.
-Querida… Cuanto tiempo. Te eche tanto de menos…-
Su sedoso plumaje se agito de nuevo y en cuestión de un par de segundos su cuerpo se poso justo en frente del de la joven pelirroja. Por fin, frente a frente, sus abismales ojos se posaron en la mirada carmín de su contrincante, y tomándola de la ropa de su pecho susurro.
-Los ojos curiosos de los humanos son molestos para mí… Vayamos a otro lugar ¿Quieres?.-
Y sin esperar, empleo la suficiente fuerza para lanzar por los cielos el maltratado cuerpo de la pelirroja, alejándola de aquellas calles infestadas de inmundos humanos. Sus alas se agitaron para seguir la dirección en la que había lanzado a su “gran amiga”.]~
Aquella chispa que contemplo en su “juguete” no hizo más que exaltar su emoción, por ello, agito un par de veces sus alas y se lanzo en picado hacia su dirección, bajo a la más alta velocidad que le dieron sus alas, no le tomaría más que unos segundos llegar a ella. Aprovechó cada milésima de tiempo para construir su saludo; tomando de sus magistrales alas 4 plumas, las llevo a sus labios y las deslizo, las plumas tomaron un aspecto afilado, las acomodo entre sus dedos y con certeza lanzo una directamente a la base de aquel árbol para cortarlo, fue rápida y precisa, un corte limpio. Ocupo la segunda pluma para lanzarla justo en el punto donde nacía la rama en la cual estaba ella parada, la pluma quedo perfectamente incrustada como si fuese una flecha. La tercer pluma la envío directamente a ella, su puntería acertó a una de las piernas de la pelirroja; la última la lanzo directamente hacia ella y justamente, a unos centímetros del impacto chasqueo sus dedos, ante la señal todas y cada una de las plumas causaron una profunda y expansiva explosión.
La primera además de cortar el árbol, con la explosión logro arrancar las raíces del pavimento, la segunda pluma hizo explotar la rama donde se encontraba parada aquella asesina, el impacto de la misma explosión lanzo al azar afiladas astillas de madera las cuales lograron incrustarse en la blanca piel de su enemiga; la tercera en aquel momento fue su más grande logro, pues con dicha explosión destrozo la pierna de su rival, en aquel momento pudo ver como la sangre y algunos trozos de epidermis brotaron del hueso ahora expuesto. La última de ellas tenía sólo como objetivo, impulsar el cuerpo de aquella mujer, lanzarla algunos metros hacia atrás para hacerla caer, esa era su intención.
Para satisfacción de la serafín, el pánico no tardo en hacerse presente, los simples humanos que transitaban cerca de ahí comenzaron a correr caóticamente, unos chocaban con otros, otros tantos lanzaban alaridos llenos de asombro y terror, gritos, horror, miedo y desesperación eran los únicos sentimientos presentes en aquel momento, sentimientos que no hacían más que alimentar el aura de aquel ángel caído. El humo que se ocasiono por las explosiones cubrieron la angelical imagen de la seráfin, desde el centro de aquella espesa humareda una fría y sínica voz se hizo escuchar, lo suficientemente audible para que llegara a oídos de la asesina.
-Querida… Cuanto tiempo. Te eche tanto de menos…-
Su sedoso plumaje se agito de nuevo y en cuestión de un par de segundos su cuerpo se poso justo en frente del de la joven pelirroja. Por fin, frente a frente, sus abismales ojos se posaron en la mirada carmín de su contrincante, y tomándola de la ropa de su pecho susurro.
-Los ojos curiosos de los humanos son molestos para mí… Vayamos a otro lugar ¿Quieres?.-
Y sin esperar, empleo la suficiente fuerza para lanzar por los cielos el maltratado cuerpo de la pelirroja, alejándola de aquellas calles infestadas de inmundos humanos. Sus alas se agitaron para seguir la dirección en la que había lanzado a su “gran amiga”.]~