-La inmensidad de la mansión Malfoy era algo a lo que Narcissa no lograba acostumbrarse todavía. Cada vez que visitaba la mansión se sentía como si la viese por primera vez, siempre parecía encontrar un rincón nuevo.

El ambiente que los envolvía esa noche no era como ningún otro que hubiera experimentado, estaba apunto de cenar con su futuro esposo y su nieto,jamás imagino que ese escenario tomaría lugar al mismo tiempo y mucho menos tener que compartirlo con una Weasley. Estaba determinada a saber el por qué de tanto alboroto alrededor de su nieto y la pelirroja.-

Buenas noches.

-Les dijo a ambos, dedicándoles una sonrisa. Miró a los dos juzgando lo que traían puesto, no era sorpresa ver que su nieto iba vestido perfectamente para la ocasión, en cuanto a Rose... Narcissa sabía que había hecho un espléndido trabajo al ayudarla.
Esperaba que Lucius apareciera pronto para recibirlos y empezar con el evento social.-

"No puedo creer que esté haciendo esto", se lamentó internamente. Aquel lugar, aquella época, esas personas... ¿En verdad podría sacar algo bueno de ello? Lo dudaba; sin embargo, rehusarse a cumplimentar la invitación de Lucius Malfoy no era una opción. Fuera como fuera, Rose aún se aferraba a la posibilidad que le otorgaba aquella visita. Una posibilidad optimista —poco realista, quizá—, pero una posibilidad a fin de cuentas. No podía decir con franqueza que se arrepentía de todo aquello, pero tampoco podía afirmar que se trataba de su momento de mayor gloria.

Los ánimos se le escaparon en un suspiro.

—Créeme que no estaba en mis planes acabar aquí —repuso con una serenidad que no sentía mientras batallaba con el pronunciado escote del vestido. ¿Cómo podía ser, algo tan ostentoso, en verdad adecuado?— No tiene por qué ser un problema. —Quizá, sólo estuviese tratando de convencerse a sí misma.

La hora llego, la cena, algo que no entendía del todo,¿Por qué sus abuelos querrían a un Weasley en su residencia? No tenía sentido, en su época su padre Draco Malfoy y Ron Weasley se odiaban de una manera que no entendía, y eso tambien pasaba en su época con los abuelos de Rose y los suyos. Una cosa era segura, no dejaría a Rose sola en la mansión.

—¿No te cansas de meterte en problemas? ¿Por qué aceptaste la invitación sin consultarme antes Weasley— le dijo claramente molesto e incómodo por la situación. Verla increíblemente hermosa no ayudaba en nada, solo lo empeoraba.

Esa noche sería muy larga, y presentía que algo no saldría bien.