(...)bebía algo de la sangre uno de ellos cuando el aire se lleno de un aroma particular algo poco común y nuevo para ella, alguien rondaba por la zona , tomo su pañuelo y limpio sus labios dejando los cuerpos a merced de las criaturas del bosque antes de emprender el camino hasta donde aquel aroma provenia.
Poco después se topo con el joven usando la sombra de los abedules para cubrir su presencia, el aroma férreo de la sangre que despedía aquella presencia le hizo permanecer en el lugar.
Le observó a distancia, siempre había gustado de dar caza a los intrusos pero este no parecía en condición de huir, chaqueo la lengua cuando movida por un impulso involuntario salió de las sombras a su encuentro con el intruso(..)