El chico en un instante arqueo su espalda, su expresión se torno a una de agonía, justo en ese momento un terrible dolor se apoderaba de su columna soltó un fuerte alarido de dolor que lo llevaría nuevamente al suelo.

De ahí, esa zona, parecía emerger unos pequeños tejidos de cartílago, unos que antes estuvieron conectados a algo más. Forzaban a aquella postura del joven hasta que esto se detuvo y jadeaba tratando de no perder aun más la compostura de lo que había hecho.

La fémina se acercaba a el mientras este intentaba descansar, sus heridas parecían comenzar a sanar, aunque estas eran lentas en su recuperación.
Justo cuando se detuvo este abrió ambos ojos los cuales ante el brusco despertar de azul tornarían a un gris perpetuo.

De su misma sangre haría emerger una larga y filosa navaja carmesí, la cual portandola a penas con sus energías con una leve inclinación frente a su torso para intentar defenderse fijo sus iris en los de aquella extraña chica que permanecía frente a el.

– Mi sangre aleja a todos...

Cuando parecía estaba a punto de atacar, clavó la navaja en aquel árbol únicamente quería alejarse de la chica, le causaba molestia que le mirarán en ese estado, sin embargo volvió a caer.

– Largo... no se que me pasa, pero si te quedas cerca de mi nada bueno saldrá. Eso te lo aseguro.

(Continua)

- Será mejor que te alejes de aquí o los lobos vendrán por ti, el aroma de tu sangre los atraerá en un segundo-

Su andar fue firme dejando sobre la tierra marcas de sus pasos, llevo ambas manos a la cintura y se detuvo frente a él, examinando la condición en la que estaba.

(...)bebía algo de la sangre uno de ellos cuando el aire se lleno de un aroma particular algo poco común y nuevo para ella, alguien rondaba por la zona , tomo su pañuelo y limpio sus labios dejando los cuerpos a merced de las criaturas del bosque antes de emprender el camino hasta donde aquel aroma provenia.
Poco después se topo con el joven usando la sombra de los abedules para cubrir su presencia, el aroma férreo de la sangre que despedía aquella presencia le hizo permanecer en el lugar.
Le observó a distancia, siempre había gustado de dar caza a los intrusos pero este no parecía en condición de huir, chaqueo la lengua cuando movida por un impulso involuntario salió de las sombras a su encuentro con el intruso(..)

El reloj marcaba más 10:15 pm, hacia un par de horas que había salido de su hogar, su padre me había encomendado dar caza a un par de pueblerinos que últimamente atentaban contra la seguridad de mansión.
Pese a que los métodos de lidiar con los problemas de su padre no era su preferido, en todo este tiempo jamás se había atrevido a desafiarlo. Había perseguido aquellos hombres hasta una taberna y fuera de esta haciendo uso de su belleza natural le sedujo hasta internarlos en el bosque. Por un momento les hizo creer que tenían la ventaja sobre de ella y que fácilmente podrían tomarla, pocos segundos pasaron antes de que revelara sus verdaderas intenciones, hacerles correr de miedo era de las pocas cosas que siempre disfrutaba, hacía más entretenido aquel juego. Les siguió hasta que se vieron atrapados entre una rocas y la rubia y justo ahí procedió a terminar con sus vidas.
Poco había pasado de aquello, un bebía algo de la sangre de uno de ellos cuando el aire se lleno de un aroma par

A las afueras de aquel bosque en Rusia, aquel llamado “El Bosque Rojo” cerca del río Kubán, vagaba un joven, de cabellos azabaches. 

Alto, de piel pálida visible gracias a La Luz de luna que bañaba la misma, su diestra sujetaba su hombro herido, del que resbalaba la sangre que se lograba escapar entre los dedos.
Vistiendo con una playera oxford algo gastada y dañada por lo que parecía ser una pelea anterior, y unos jeans oscuros en un estado similar a su prenda inferior. Sus pies descalzos también tenían signos de apenas sobrevivir, le costaba trabajo avanzar.
Huyendo de lo que fuera le persiguiera se interno en el bosque, el cual apenas podía ver con su iris derecho. Pasarón varios minutos en los que se adentro en aquel lugar hasta que sus energías se agotaron y cayo al suelo por una ultima vez al llegar a un frondoso árbol, la energía que se desprendía del chico no era la de cualquier humano, pero parecía estar limitada por un sello. Una marca den su hombro izquierdo.