Ha pasado mucho tiempo desde que tu dejaste esa carta y te desvaneciste ante mi, sin saber si era un acto cobarde yo aun creía que aunque me pidieras que te olvidara no lo haría. No tenia el valor, hoy que escribo esto, no siento nada, ni rencor u odio, pero tampoco siento anhelo o esperanza. Mi corazón maldito no tiene salvación ni deseo sea salvado. En ocaciones montaba en cólera imaginándote siendo usada por nuestro Padre, cayendo en sus brazos una, envuelta en tu inocente pureza. En esa carta también decía que ya no insistiera, sin motivo alguno, no lo hice, actuando como un idiota al no seguir mi convicción, creyendo que todo ya lo tenias planeado, que escaparías. Nunca fue así. Hoy cortare mis alas, mi último vinculo con nuestro Padre y contigo, seré un demonio sin posibilidad de salvación, esa sensación de liberación es lo que me llena ahora, de por fin ser ese demonio que tanto desea nuestro Padre y tu el juguete que siempre quiso.
