Lucifer desconocía que esa capacidad la había perdido ya hace mucho tiempo y por supuesto, Angel imaginaba que Lucifer podría entender eso, su vida estaba llena de desastres y giros inesperados que seguramente ya nada podía sorprenderla. — Hah...— rió levantando sus dos brazos para apoyarlos sobre los hombros de la caída. — Siempre tomo el riesgo.

—Hah... si te lo digo todo de una sola vez, la situación perdería el encanto, ¿No crees?— Evitando su pregunta, alzó la mano para tomar un mechón de aquél extraño cabello albino, enredándolo en su dedo con suavidad, como si fuese algo que realmente disfrutaba. —No hay que perder la capacidad de sorprendernos. ¿Vas a tomar el riesgo?

— En realidad es la menor de mis preocupaciones...— Disimuló acomodando un mechón de su cabello. — Es un sádico...— afiló la mirada. — ¿Que hay de ti?...¿No hay alguna manía extraña que deba saber antes de enrollarme contigo?. -

Aquel comentario le había causado una genuina risa. —También he pensado por siglos que ese ser tiene muchos fetiches raros.— Ladeó el rostro ligeramente, interesada por la reacción de la albina ante su cercanía. —Tranquila, Angel. No voy a comerte.— Lo pensó un poco. —Bueno, quizás de la manera divertida.

Se estremeció un poco por la cercanía, dió un paso hacia atrás tratando de escapar de ella y suspiró pesadamente. — Vaya, es como si tuviera su propio espectáculo sadomasoquista o snuff. — Se encogió de hombros y dejo escapar una risa corta.

—El Todopoderoso ha encontrado las formas más poéticas y hermosas de torturar a todas sus creaciones. Ángeles caídos, criaturas celestiales, humanos...— Se acercó, inclinándose para percibir el aroma de su cabello mientras hablaba a su oído. —Solo unos pocos se han salvado de su crueldad. Generalmente los que tienen mil ojos y cuerpos hechos de aros gigantes que giran y oscilan sin parar.

— No se porque no me sorprende que digas eso. — Miró su mano acercarse para tomar un mechón de su cabello, se cruzó de brazos y sonrió ladina. — Incluso alguien como tú la tiene difícil ¿No?.

No quiero terapia. Quiero venganza. -Toma un mechón de aquél extraño cabello albino, y juega enroscándolo en el índice.-

Tienes un fetiche extraño por mencionarlo no?...deberías solucionar tus problemas parentales.

¿Qué puedo decir, Angel? Así me hizo Dios. Heh.