— Bueno, cómo te dije antes, mis sobrinos ya no necesitan que los cuiden, por ende tengo más libertad y menos propósito... Ya tampoco hay grandes amenazas que destruir por el momento. — Admitió con esa voz ronca y fuerte aquel varón que caminaba a su lado, vistiendo ropas casuales, pero a pesar de ello dejaba ver esa enorme cola que era parte esencial de su exoesqueleto.