-Pensó al instante que el galante hombre desea jugar con ella, por lo tanto, accedió en acercarse más y tomar el juguete por su cuenta propia.-

- ¿Te gustaría jugar conmigo? -Lanzó la pregunta a quemarropa, viéndolo con ese dulce y tímido toque propio de una infante.- -O si lo deseas podemos dibujar, pero... -Guardó silencio por breves instantes, sujetando la pelota con su pequeña palma.- -Necesito más material... ¡Si, eso! ... Material. No es fácil conseguirlo, a veces duele sangrar... -Añadió sin brindar un contexto amplio sobre su peculiar gusto y maneras de jugar.-

Oh esta? .- Lestat en ocasiones era paciente , admiraba el pasar de las personas, el ir y venir exhausto de la muchedumbre en espera de un platillo que degustar, desde ebrios intoxicados hasta el límite de sus venas, hasta la más dulce doncella, todos tenían un sabor diferente a su paladar, se inclina y sujeta entre sus manos el balón y estira la diestra invitando a la joven a tomarla.- aquí ven, tomala

-En esa oscura noche, la penumbra que cubre aquel lugubre paraje es interrumpido por el sonido de un juguete circular que al principio rebota y luego rueda justamente a escasos centímetros del galante hombre de rubia cabellera.-
- M-mi... ¿p-pel-lot-ta? -Instantaneamente una dulce voz provino enseguida, alguien bastante joven para estar a solas en ese lugar. Con miedo y cautela se aproxima al caballero, señalando el objeto y retomando su pedir con palabras entrecortadas.-
-M-mi... Pelota... Por favor...