— Yo se que te va a gustar — Dijo con total seguridad para poder tomar distancia de el y así saludar a los invitados dando pequeñas reverencias y así poder hablar con algunos, también se dedicaba a darle la oportunidad a este para conocer a algunos invitados importantes sin que ella este junto a él.

—Estoy seguro que la sorpresa de mi esposa será realmente especial y algo que yo solo podré disfrutar en la privacidad de nuestra habitación matrimonial.

—Decía aquello mientras sonreía y quiñaba un ojo siendo algo coqueto con su esposa mientras que todos se servían y comían en aquel banquete —

— Salió con el de allí notando el cielo azulado sobre sus cabeza y un sol brillante que parecía brindarles toda la felicidad posible, ahora solo quedaría la fiesta hasta que la ansiada noche de bodas llegara al fin, la misma que ella llevaba esperando hace mucho tiempo.

— Espero que mi sorpresa de esta noche, sea grata para mi esposo — Dijo con una sonrisa.

—Acepto con gusto aquel título y sabía muy bien que un emperador depende mucho de su pueblo y que ahora debería compartir incluso más con ellos ahora que ya no era un simple guardián de su esposa —

—Y así sera mi Emperatriz, ahora pasaré de ser tu guardián a ser el guardián del reino completo y prometo dar mi vida por él de la misma manera en que lo daría por mi amada esposa.

—Dirigió aquellas palabras a quienes se encontraban en aquella sala viendo sus casamiento y ascenso como emperador de Skaden—

— Cuando fueron declarados esposos al fin uno de sus guardias se acercó a ella no dudo en tomar aquella espada nueva y también un listón que declaraba el nuevo título de aquel hombre, ahora el emperador de Skaden debería hacerse conocer con lentitud, acercarse al pueblo y conocerlo. También no dudo en colocar algunas medallas en el lado derecho de su pecho para acariciar la misma.

— Mi amado emperador que mi reinado junto a ti prevalezca por y para siempre — Dijo sonriente tomando luego la mano de este para poder salir de allí junto con el.

—Al igual que ella al llegar al altar se mantuvo sonriente y atento a las palabras de aquel sacerdote, sus nervios se habían esfumado con tan sólo verla a su lado y saber que pronto ella, ya sería su esposa y cuando la pregunta fue dirigida hacia él, él sin duda respondió —

—aceptó.

-Al igual que ella tomó el anillo que descansaba sobre una almohadilla, para luego colocarla suavemente sobre el dedo anular de su ahora esposa —

—Cumpliendo con esto el sacerdote procedió a declararnos esposos y dándonos la bendición para poder besarnos y sellar aquel acuerdo entre dos enamorados listos para vivir una eternidad juntos y así sus labios se fundieron con los de ella—

— No tienes porque darme las gracias — Conforme caminaban ella solo pudo mantener la compostura al llegar frente al sacerdote no dudo en guardar silencio y escuchar cada una de sus palabras, era su deber poner atención, era su deber estar allí, era su deber tener un heredero, pero a pesar de ser un deber, lo más importante es que contraía matrimonio por voluntad propia y enamorada, para cuando aquella pregunta llegó no dudo en responder de inmediatamente.

— Acepto — Dijo convencida para tomar aquella sortija de aquella almohadilla y colocar la misma en el dedo anular de su ahora esposo.

—Seco su lágrimas con las mangas de su camisa y sonriente comenzó a seguirla a ella camino al altar —
-No estoy llorando, es que mirar de cerca algo tan brillante hace que mis ojos lagrimear.

—Dijo en busca de ocultar un poco su vergüenza, sin duda el lugar había sido adornado por ella, todo hacía que ella resaltar aún más, todo lucia perfecto —

—Sin duda... Gracias por salvarme cuando huía de mi antiguo hogar, te amo Loveless.

— No llores — Comentó sonriente a la vez que tomaba distancia de este, no dudo en comenzar a caminar hacia el altar, sabía que muchas cosas cambiarían a partir de ahora, pero también nuevas responsabilidades surgirían dentro de unos días, pero ella no quería pensar en nada, solo quería vivir el día a día sin tener que preocuparse como siempre lo hacía.

— Me alegra a ver salvado tu vida de aquella maldición, porque si no lo hubiera hecho, no estaríamos así — Fue lo último que dijo, en aquel momento solo podía mirar hacia el frente, se había esmerado por completo en que la ceremonia, los adornos y todo fuera perfecto, todo debía ser como ella lo había solicitado.

—Aún con sus mejillas teñidas en rojo sonrió y se acercó a ella besando sus labios con suavidad, para luego apoyar su frente con la de ella y frotar sus narices como normalmente hacían en sus momentos de soledad—

-Sí, sería realmente hermoso verte cargar entre tus brazos a nuestros pequeños, sería un imagen realmente hermosa.

—Habiendo dicho estas palabras esa imagen mental de un futuro junto a ella, teniendo una vida como toda familia normal le lleno de una gran felicidad, haciendo que sus ojos se cristalizaran por culpa de una lagrimas de felicidad que luchaban por salir —