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Langzi · 26-30, M
—Sólo salvanos —dijo inmediatamente, en tono de súplica—, no sólo a la dinastía, si no a nosotros, mi asamblea.

Había estado usando una mano para recargarse, de esta, una luz se emitió en un estallido de poder lo que provocó que un repentino flash alejara la oscuridad con intensidad. Consciente de lo que había hecho apartaba la mirada hacia otro lado. El dejarse llevar por emociones era absurdo.

—Buscamos el bienestar de nuestra nación, sin importarnos nuestra propia muerte. Y de cierta forma, hay muchos de nosotros que no quiero verlos muerto.
— Si en eso tienes mucha razón, pero aún así debemos aprovechar cada instante de paz, y disfrutar de lo que se nos ha brindado, en este mundo todo puede pasar... Estoy agradecida por tu compañía y tus palabras sensatas, soy demasiado impulsiva y siempre decidió sin pensar en las consecuencias... Eres un gran consejero

— No dudo en halagarlo, si el no hubiera sido sincero o más bien directo en este momento llevaría a su ejército a la muerte segura, no dudo en mirarlo y sonreír.

— En modo de agradecimiento puedes pedírme lo que quieras
Langzi · 26-30, M
Asintió en silencio. Se quedaría con ella hasta que decidiera lo contrario. La oscuridad envolvía ambos cuerpos, para Yan las tinieblas no eran ningún obstáculo para su visión. Estaba acostumbrado a ese mundo oscuro y frío.
Respiró profundamente, disfrutaba de alguna manera esta situación.

—Si hay una guerra, puede y que no se vean estrellas por mucho tiempo. Sería una lastima no volver a verlas.
— Alejo su mano de este cuando tomó distancia no dudo en tomar asiento en el suelo invitándole a que se sentará junto a ella.

— Quedate... No me molestas y tampoco me incómodas
Langzi · 26-30, M
—Ah, de acuerdo...

A lo mejor y la había incomodado, o eso pensaba. Así que retiró lentamente la mano para dar unos pasos hacia atrás.

—¿Entonces estarás bien sola? Puedo quedarme aquí si quieres hablar.
— Cuando sintió aquella mano no tardo en girar para poder verlo, solo pudo sonreír apenas dejando que su mano reposara sobre la de este.

— No le temo a la oscuridad, suele ser mi mejor compañera en mis peores momentos, solo necesitaba un momento para poder calmar mis pensamientos, gracias por preocuparte por mi
Langzi · 26-30, M
—Pertenezco aquí.
Mencionó de cierta manera calmada. Se hizo detrás de la emperatriz y le tocó un hombro, como si quisiera decirle que dejara de buscarlo.

—La oscuridad es la amiga de los forajidos; nos permite escapar, ser libres, hacernos en dónde la luz no nos permite. Pero también es un lugar peligroso, estar aquí sola no debe ser bueno para ti. Podemos ir a otro lugar, con más luz si así lo deseas.
— Me gusta salir a caminar debes en cuando, también poder calmar mis propios pensamientos después de un arduo día de trabajo ¿Qué ha sido de ti? — Se mantuvo tranquila sin siquiera moverse, dejó escapar un ligero suspiro para así después alzar la mirada y buscar a quien le hablaba entre las sombras.
Langzi · 26-30, M
—¿Por qué estás aquí? La oscuridad no es un lugar para una emperatriz que vela por la grandeza de su imperio.

Fueron sus palabras. Sonaba entre los alrededores aún si su presencia no podía ser vista. Pero estaba allí, mirando a la albina con cierta incertidumbre.

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