En ese instante abriendo la puerta de un sótano de esa gran mansión comenzaría a bajar los escalones de aquel lugar hasta llegar al único lugar iluminado de toda esa casa, las velas que cubrían un círculo mágico que parecía tener algunas palabras y runas. Y en ese instante, como si no fuese la primera vez extendió su diestra. No tenía catalizadores, más que una extraña pieza de roca, un pequeño meteorito lunar, quizá podría convocar un Foreigner para las nuevas investigaciones.

El cántico comenzó, su rostro se volvió serio y su voz grave y elegante comenzó la convocación:

—Silver and iron to the origin. Gem and the archduke of contracts to the cornerstone.

The ancestor is my great master Schweinorg.

The alighted wind becomes a wall. The gates in the four directions close, coming from the crown, the three-forked road that leads to the kingdom circulate.—