Sus manos en el bolsillo, entre los labios del pelinegro quemándose entonces un cigarro mientras humo con aroma a canela se desprendía por entre los mismos y sus fosas nasales, hasta que dos dedos delgados tomaron la forma cilíndrica del mismo, al tiempo que sus ojos se encontraban fijos en el horizonte. Doce medianoche, temperatura de 10 grados en Londres, a pesar de la calefacción de su habitación que se mantenía con las luces apagadas al tiempo que reflexionaba, silencioso y expectante.

Reflexivo por sobre el camino que había tomado para su propósito principal, se preguntaba si él lo consideraría pronto un digno consejero para ser convocado en el Trono de Héroes a su lado cuando llegase el final de sus días. Aquel que alguna vez vio como un hermano mayor y figura de gran importancia, Rider. Aquel destino le había llevado a acercarse a un horizonte del cuál no tendría vuelta atrás.