Los demás dioses siempre me trataron fríamente, siempre me juzgaron por lo que representaba y no por lo que era. Muchos lo admitieron. Me llamaban "Príncipe del Mal", y me castigaron de formas horribles no una, sino incontables veces.

Ser el Dios de las Travesuras significaba que nadie podía confiar en mí, como si pensaran que no tenía más remedio por mi naturaleza. Había demasiada presión en mí, desde que era un niño e hice mi primer travesura, no se esperaba mas que maldad en mí.
¿Cómo podría convencerme a mí mismo de que no podía ser más de lo que me acusaron durante toda mi vida?