La pequeña sonrió con entusiasmo tanto por las palabras como los pensamientos. —¡Si papi! Anya ha hecho todo lo posible por lograrlo. Al principio no me agradaba pero después Anya y Becky descubrieron que no es un chico malo. — Su padre la elevó en brazos y como era su costumbre recargó su cabeza encima de su hombro.
—Yo jugué a policías y ladrones... — Confesó sin dejar de observarlo. No era sólo mirar, quería leer sus pensamientos con premura para averiguar si continuarían juntos o... volverían a buscarle otro hogar temporal. [i]No... yo no quiero dejar a mi papi... [i] La sola idea le dio un vuelco al corazón, sus manitas se aferraron a la tela del pantalón como si eso fuese suficiente para mantenerlo con ella.
—¡Papiiii! — La pequeña Anya corrió en dirección de su padre cuando entró en su campo de visión. Se aferró a su pierna y sin soltarse de esta levantó la mirada.